Más Información
Fiscalía de Michoacán identifica a autores materiales del secuestro del empresario Valdemar Tariácuri; serían parte de una cédula del CJNG
Patricia Aguayo, vocera de trabajadores del PJ, se postulará como magistrada; verificará que no haya “mano negra”
PAN oficializa en Senado la desincorporación de Yunes Márquez; Mesa Directiva seguirá con el trámite
Monterrey.— La madrugada del 9 de agosto de 1998, el Centro de Comunicaciones de la Cruz Roja Mexicana de Nuevo León recibió una llamada de auxilio: un accidente automovilístico con personas lesionadas en la carretera nacional, al sur del estado.
Patricia Patiño Lerma tenía 23 años de edad, era paramédica voluntaria de la corporación y, tras recibir el reporte, abordó la ambulancia para atender el accidente. “Yo quería estar ahí, me gustaba servir a los demás, donaba mi tiempo, cubría mi turno como paramédico voluntario y no tenía base. Nos avisan que hay un accidente en la carretera nacional, nos dicen que es un camión de pasajeros y un vehículo particular, nos dirigimos hacia el punto del choque, nos cierran [el paso] y mi compañero pierde el control de la unidad”, recuerda Paty. El vehículo chocó contra un muro de contención. Paty sufrió fractura de vértebras y los pedazos de hueso se incrustaron en la médula espinal.
“La ambulancia se impactó y yo fui la más afectada, con mucho dolor, yo sentía un dolor insoportable en la espalda”.
La ambulancia no llegó al accidente, pero no importó. Se trataba de una llamada de broma. “A alguien se le hizo chistoso enviar una ambulancia, pero a mí me cambió totalmente la vida. Cuando yo despierto estaba como crucificada y me dijeron que fue una lesión muy grave, que habían hecho todo lo humanamente posible, pero que la herida en la médula ya no tenía remedio y no iba a volver a caminar”, relata Paty.
La joven regresó a su casa en silla de ruedas y con una nueva realidad. Pasó meses tratando de entender cómo fue que la broma de una persona cobró consecuencias casi fatales para ella. “Me dí cuenta que no había tal accidente, que fue una broma. No entiendo qué es lo que pasa por la cabeza de esas personas al poner en riesgo la vida de los demás sólo por querer jugar”, indica.
Ahora, Patricia Patiño tiene 49 años y con el apoyo de su familia retomó su vida. “Superé lo que me pasó, estoy muy plena, ya tengo una hija y ahorita ya nada me detiene. Llevo mi vida, no al 100% como era antes, pero al 90% sí. Ojalá nunca necesiten un servicio de verdad y que la ambulancia no llegue porque se fue a atender una broma a otro lugar”, señala.