Al tomar protesta como alcalde de esta ciudad, Luis Donaldo Colosio Riojas , se comprometió a mantener un ejercicio de gobierno honrado que cierre la puerta al influyentismo y a la corrupción, cercano a la gente, con el mandato de responder a las necesidades inmediatas de la población.

En una ceremonia que concluyó en los primeros minutos de este jueves, ante decenas de invitados especiales reunidos en los bajos del Palacio Municipal , Colosio Riojas convocó a su equipo de trabajo y en especial a los ciudadanos: “ y enviemos el mensaje de que no estamos condenados a la división ni a perdernos en rencores", pues dijo, México puede reconstruirse desde sus ciudades, y la Sultana del Norte levanta la mano para demostrarlo.

En presencia del gobernador electo de Nuevo León, Samuel García y del que está por concluir, Jaime Rodríguez, y del mandatario de Sonora, Alfonso Durazo, amigo suyo y de su padre, el nuevo alcalde expresó que, a partir de hoy, “estamos frente al desafiante privilegio de llevar a Monterrey a sus días más brillantes”.

Aseveró que esta historia que hoy comienza “nunca se ha tratado de mi nombre o de mi persona, mucho menos de algún grupo particular”, pues recordó: “A mí, esta ciudad me abrazó…. En el momento más oscuro, me salvó la vida…”, en alusión a la pérdida de sus padres cuando era niño.

Señaló que por años supo que el servicio público “era una llama que vivía en mí, pero que tenía que conducir con la más alta responsabilidad”. Agregó que al ser padre le cambió su sentido de la vida y esto le hace recordar que debe trabajar cada mañana por la ciudad que sus hijos y toda nuestra niñez merecen: segura, próspera, verde, llena de vida y oportunidades.

Y en ese camino, dijo, “me conecté también con el ejemplo de mis padres", comenzando por entender que su trabajo no es un legado político, sino humano, un legado por el que se trata de encontrar la realización a través del servicio a los demás”.

El nuevo alcalde afirmó que su visión es hacer de Monterrey la ciudad más humana e innovadora de México. Además, señaló, "nuestro propósito es claro: unir a la ciudadanía y a su gobierno para volver a ser una sola comunidad, para trabajar en equipo", ante lo cual convocó a un “Reencuentro Regiomontano'', que tiene que ir más allá del gobierno donde todos se comprometan a realizar la parte que les corresponde.

“Es momento de recuperar aquello que fuimos perdiendo en el camino por malos gobiernos y decepciones. Es momento de conjuntar la confianza, la capacidad y la esperanza", señaló.

En Monterrey, expresó Colosio, “no podemos aceptar que se haga lo mínimo indispensable . Nunca más consentiremos gobiernos que administren la mediocridad. Conformarse va contra lo que somos. Aquí ponemos la mirada en lo alto y vamos por lo que parece imposible, y a quien no crea que esta ciudad todo lo puede, déjenme que les diga algo: no conoce a Monterrey”.

Gobierno de cinco misiones

Enlistó cinco misiones a construir desde hoy: Para ser una ciudad próspera: Impulsar vocaciones económicas estratégicas y ser el centro del emprendimiento; Para ser una ciudad en paz: Construir una institución policial de excelencia con formación preventiva y reclutar a los elementos que necesitamos.

Para ser una ciudad sostenible: Impulsar nuevas centralidades urbanas y un sistema de parques y calles completas diseñado para las personas.

Para ser una ciudad humana: Promover la movilidad social con oportunidades y lograr la recuperación de zonas vulnerables trabajando en corresponsabilidad.

Para ser una ciudad abierta: Crear espacios para que la participación de la comunidad sea efectiva y avanzar hacia la digitalización del gobierno.

Colosio Riojas llamó a ser osados para llegar más lejos de lo que nadie ha llegado antes y demostrar que un gobierno honrado es posible, “que aquí y ahora le cerramos la puerta al influyentismo y a la corrupción”.

Prometió, “en mi tendrán un alcalde humilde para servirles. Un alcalde de calle que va a estar con ustedes allá afuera, en su calle y en su colonia”.

Y admitió, “como humanos que somos, podemos cometer errores, pero siempre serán de buena fe”.

Por ello, dijo, “aprenderemos juntos, reconociendo con humildad cuando nos equivoquemos, y mejorar, cuenten con que tendremos puertas abiertas para dejarnos ayudar y hacernos fuertes juntos”.

A su equipo, pidió resistir ante el desánimo o las acechanzas del pasado, y los convocó a recuperar la palabra más olvidada de nuestra vida pública: decencia, “que es la guía para garantizar que seamos buenos funcionarios", en suma: tener dignidad en los actos y en las palabras”, pues ella permitirá superar estos tiempos turbulentos, de retos globales y locales.

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rdmd

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