El 22 de noviembre, militares y policías estatales llegaron a Huitzuco, en la región norte de Guerrero, a tomar el control de la seguridad. Desde entonces, disminuyeron los asesinatos y las balaceras, pero el miedo en la población quedó intacto.
Las calles se siguen vaciando a las seis de la tarde, las escuelas continúan sin clases y los comercios y el transporte público con sus jornadas reducidas. Los pobladores prefieren el silencio: mantener la boca cerrada por ahora es lo más seguro.
El 20 de noviembre, un grupo armado, que se identificó como el Cártel de la Sierra, a través de las redes sociales ordenó un toque de queda: después de las seis de la tarde nadie podría estar en las calles.
La advertencia no fue un juego. Al día siguiente, por la noche, asesinaron a tres jóvenes que, según los reportes, habían salido a comprar de cenar. Entonces se vino el encierro.
“Sí, es cierto el asunto del toque de queda, la gente tuvo temor, acató la orden pese a la presencia de las fuerzas del orden estatal y federal; sin embargo, generan una mayor confianza y ya no es un 100% de la gente que se retrae en su actividad social, pues al ver su presencia empiezan a salir […] Hace 15 días teníamos homicidios, enfrentamientos, sicosis, hay una disminución, esto no se acaba de un día para otro”, explica Eder Nájera Nájera, alcalde de Huitzuco.
Él tiene una explicación de lo que pasa en el municipio. Afirma que cuando los gobiernos federal y estatal implementaron “un blindaje” policiaco-militar en Iguala, las bandas delictivas huyeron hacia Huitzuco.
De acuerdo con informes de la Fiscalía General del Estado (FGE), en Iguala las bandas del Cártel de la Sierra y La Bandera, un remanente de Guerreros Unidos, mantienen una disputa.
Desde hace un par de años, en Iguala son constantes los asesinatos, las desapariciones, las balaceras, los ataques.
Esos grupos ejercen control en comercio y han provocado que por lo menos nueve reporteros se hayan desplazado para resguardar su integridad.
La presencia de grupos criminales se mantiene similar a 2014, cuando Guerreros Unidos y policías municipales asesinaron y desaparecieron a 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Espera que con las fiestas decembrinas la violencia disminuya y la población retome sus actividades. También que mejore la situación económica.
“Con la reducción de horarios también hubo una disminución en sus ganancias, yo pienso que no hubo pérdidas pero sí una baja”, explica.
Nájera Nájera asegura que desconoce la estrategia de los gobiernos federal y estatal en Huitzuco; con él nadie se ha presentado. Lo que le preocupa es la permanencia de los policías y militares.
Explica que sólo cuenta con 30 policías municipales por turno, pero de esos, 10 están asignados a cuidar la caseta de Paso Morelos.
“No sabemos cuál vaya a ser la consecuencia cuando se retiren, no tendríamos la capacidad de contrarrestar a estos grupos, ¡hay 20 policías para 40 mil pobladores!”, destaca.
El 10 noviembre, presuntos integrantes del Cártel de la Sierra anunciaron su arribo a Huitzuco. En un video difundido en redes sociales, 13 hombres con armas largas y embozados establecieron sus reglas. Advirtieron quiénes serían sus blancos de ataques: todos los que apoyan a la banda rival, La Bandera.
Dijeron que establecerían los precios de los productos. Su primera medida fue el de la tortilla. En casi todas las tortillerías pegaron cartulinas con la nueva tarifa: bajó de 20 a 16 pesos.
El precio de la tortilla no es lo único que han fijado. Productores y ganaderos dicen que les prohibieron vender sus animales, sobre todo, reses y puercos.
Ahora, afirman, llegan tráileres desde Morelos que descargan la carne y es el grupo delictivo el que la vende a los carniceros del mercado.
A estos productores y ganaderos les preocupa que estos productos estén llegando sin una revisión sanitaria.
“La orden fue no llevar los animales al rastro ni vender, es una orden, está prohibido y pues quien no la cumpla ya sabe lo que le va pasar”, contó un hombre que es preferible no identificar por su seguridad.
“Nos estamos viniendo abajo, no podemos vender, y la cosa es que es una orden y todos tenemos miedo”, subrayó.
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