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Santiago Juxtlahuaca.— Como parte de su identidad y cosmovisión, cada año las comunidades de la nación Ñu’u Savi de la región Mixteca de Oaxaca celebran el pedimento a la lluvia en distintos espacios que se consideran sagrados.
En Santa Rosa Caxtlahuaca —por ejemplo—, con misticismo decenas de familias se reúnen en medio del bosque o a las orillas del río, llevando flores, velas, tepache, aguardiente y otras bebidas, así como alimentos. También acuden con un animal que será sacrificado en una cueva, ahí donde dicen que habita la deidad de la lluvia, o San Marcos para el cristianismo.
Al frente, Melitón Fidencio, sacerdote comunitario, reza las plegarias a la lluvia a fin de que sea un buen año para los cultivos y se logren las cosechas, para que pronto caigan las aguas. “Te ofrecemos estos alimentos como agradecimiento, te damos y compartimos”, se le escucha pedir en la lengua tu’un savi (lengua de la lluvia). Entre sus súplicas también se incluye que no haya hambruna para las familias de todas las comunidades.
El olor a copal se extiende en el lugar, las flores están adornadas en la reducida entrada de la cueva de más de 10 metros de profundidad, un lugar que es considerado sagrado en esta comunidad de municipio de Santiago Juxtlahuaca.
“Desde pequeños nos han traído acá a celebrar la fiesta de San Marcos”, dice el alcalde Emiliano Magdaleno Ramos Rojas.
La celebración se realiza en presencia de las autoridades comunitarias, quienes comparten bebidas durante el desarrollo de la festividad. Después del sacrificio del animal, un chivo, las personas conviven mientras don Melitón sigue invocando a los espíritus del bosque para que pronto llueva. También se cocina la comida con la carne del chivo, para compartirla más tarde.
“La naturaleza tiene vida, entonces todo es un conjunto de lo que nos da la tierra y por ello debemos de agradecer. Le tenemos que dar importancia a la naturaleza”, agrega Emiliano Magdaleno, otra de las autoridades comunitarias que invitó a los jóvenes a involucrarse en estas actividades para fortalecer sus tradiciones e identidad como pueblo de Ñu’u Savi.
El pedimento a la lluvia es parte de la espiritualidad de los pueblos originarios de distintas partes de Oaxaca. “Ahora que la sequía nos alcanzó, creo que es necesario que todos seamos conscientes de cómo nos relacionamos con el medio ambiente, todos debemos de cuidar nuestros bosques, reforestar y no cortar nuestros árboles”, explican las autoridades.
También se ha documentado que la misma celebración se lleva a cabo en la zona alta del estado de Guerrero, entre los pueblos de la misma nación de Ñu’u Savi.
Esta celebración es una práctica tradicional y anual para muchas comunidades de Ñu’u Savi, que precisamente se denominan “el pueblo de la lluvia”, y las festividades comienzan a finales de marzo y concluyen hasta el 15 de mayo. Sin embargo, la mayoría lo celebra el 25 de abril, en medio del sincretismo y misticismo.