Pachuca.- Mary Carmen Ángeles tiene esperanzas de curarse y salvar la vida, pero también piensa que puede perder la batalla contra el cáncer de mama y dejar en el abandono a sus dos pequeños hijos, por lo que su principal preocupación, dice, es encontrar un tutor para ellos.
En 2020 su vida cambió drásticamente. A tres años de su diagnóstico, la mujer de 47 años dice que tal vez si hubiera tenido más atención en su cuerpo, la historia sería diferente, sin embargo, también sabe que estaba presionada por el día a día, por sacar adelante su hogar y a sus hijos.
Cuenta que no pudo identificar la alerta de que las cosas no estaban bien, aunque su baja de peso y el color amarillo de su rostro llamaban la atención y recibía comentarios acerca de su salud.
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“En la calle me preguntaban si estaba enferma, y como yo no me sentía mal siempre decía que no, que yo comía bien”. Recuerda que, como madre soltera, su prioridad estaba en sus hijos, ahora de 9 y 10 años.
Previo al diagnóstico de cáncer, Mary Carmen sostenía a su familia vendiendo tortillas y buñuelos hechos a mano, que sus hijos vendían de casa en casa. Ahora su hermana es quien los hace y los menores los siguen ofreciendo.
Un día amaneció con ardor en el pecho, pero consideró que era por el calor del fogón de leña, dónde cocinaba las tortillas, así que no le dio mayor importancia. La molestia continuó y a ello se le sumó un síntoma más, el pezón comenzó a hundirse. En ese momento decidió acudir al médico, ya habían pasado dos meses desde las primeras molestias.
“Nunca tuve una bolita ni dolor ni nada que me hiciera pensar que era otra cosa, sólo el ardor y el pezón que se empezó a hundir”, comenta.
Al llegar con el médico las alarmas se encendieron y le realizaron una biopsia que salió positiva a cáncer.
En 2021 acudió a la Ciudad de México a la Fundación Cáncer de Mama (Fucam), que en ese momento todavía era gratuita. La atención fue inmediata y tras los estudios le diagnosticaron cáncer en etapa dos, el cual ya había afectado todo el seno por lo que fue necesario removerlo.
Luego de la operación vino el tratamiento de radioterapia y quimioterapias; parecía que la enfermedad quedaba atrás, aunque los doctores le advirtieron que no la podían dar de alta hasta que pasaran cinco años y solo tenía que estar bajo control.
Meses después empezó a tener dolor en una pierna y en la columna. Mary Carmen recuerda que entonces le diagnosticaron osteoporosis.
Con el tratamiento debía sentirse mejor, lo cual no sucedió, y poco a poco comenzó a perder la movilidad. Una serie de nuevos estudios determinaron que el cáncer había regresado, ahora en la columna.
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En mayo de este año le dieron el nuevo diagnóstico y la trasladaron al Hospital Juárez, donde es atendida.
El cáncer le ha fracturado dos vértebras a Mary Carmen y el pasado 14 de octubre acudió a consulta por un fuerte dolor de cabeza, pero no la pudieron internar por falta de camas, por lo que tuvo que volver a su casa, en una pequeña comunidad de Munitepec, en el municipio de Tlahuelilpan, donde espera que haya un lugar para poder ser atendida en el hospital.
Mary Carmen dice tener confianza en poder curarse, pero también teme que esto no suceda por lo que su mayor miedo es dejar solos a sus hijos por lo que ahora busca un tutor.
“En un principio me preguntaba ¿por qué yo?, y me enojaba”. Ahora ya estoy resignada”, dice.
Ella no cuenta con recursos económicos y son sus hermanos quienes la ayudan, tanto para su tratamiento como para el sostén de su hogar, pero apenas y es suficiente.
En un terreno propiedad de la familia tiene un pequeño cuarto, sin embargo, ahora se ha tenido que mudar con uno de sus hermanos, debido a que ya no puede caminar y el dolor cada vez es más fuerte.
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La mujer recuerda que cuando le retiraron el seno la enviaron a terapia psicológica pero no se pudo dar “el lujo” o el tiempo de acudir a sus consultas, porque debía estar en casa con sus hijos.
“Lo que yo les quiero decir a las jóvenes es que se atiendan, que se chequen, que realicen su mastografía y que estén pendientes. Al mínimo cambio hay que acudir al médico, no dejar pasar ni un síntoma porque uno nunca sabe lo que pueda suceder”, recomienda Mary Carmen.