El Parque Fundidora , la principal área verde dentro de la zona metropolitana, que ha ido perdiendo espacios por la operación de una gran variedad de establecimientos comerciales y centros de espectáculos, ahora también será asentamiento residencial, por la construcción de tres torres de departamentos de 32 niveles.

En el marco de la contingencia sanitaria por la pandemia de coronavirus, el tema ha empezado a causar “ruido” en las redes sociales. Todo empezó porque en días pasados los administradores del parque donde funcionó hasta mayo de 1986, la icónica Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, argumentaron que se habían quedado sin dinero para pagar la nómina del personal que da mantenimiento a dicho espacio recreativo, y pidieron al gobernador Jaime Rodríguez, que entrará al rescate.

Artemio Garza, presidente ejecutivo del Consejo de Administración del Parque Fundidora (que además de dicho espacio se hace cargo del mantenimiento de la Gran Plaza, el parque ecológico La Huasteca y el zoológico La Pastora), dirigió el jueves de la semana pasada una carta al gobernador J aime Rodríguez Calderón , a fin de solicitarle diez millones de pesos mensuales, para la operación y mantenimiento de dichas áreas recreativas, que incluye una nómina de 300 empleados.

Según Garza, los cuatro meses de confinamiento por la pandemia de coronavirus, agotaron las reservas del fideicomiso administrador del parque Fundidora, ya que desde 2018 opera con recursos propios, y a raíz de la contingencia sanitaria los ingresos cayeron un 74 por ciento.

Sin embargo, dado que para el jueves no habían obtenido una respuesta del gobierno estatal, los administradores cerraron temporalmente el parque Fundidora. Además, publicaron en la página oficial del fideicomiso un mensaje para pedir donativos económicos que se pueden depositar en una cuenta de Banorte. “cualquier aportación será muy importante para nosotros #fundidora somos todos”, concluye el mensaje.

Su convocatoria recibió agudas y ácidas críticas como las del ambientalista Guillermo Martínez Berlanga, quien no concibe cómo pudieron agotarse las reservas del parque Fundidora sí, estimó, por nueve eventos masivos que se organizan al año en dichas instalaciones, se obtienen ingresos de por lo menos dos mil 500 millones de pesos.

Igualmente, Ángel Tovalín Castillo, expresó: “Ganancias privadas, pérdidas públicas. Sinvergüenzas”, y Antonio Hernández, espetó a los administradores de Fundidora, “qué cinismo”. Gloria Angélica López Salazar, usuaria del parque, señaló, ¿Qué les pasa? ¿Entonces tendríamos que apoyar también a todas las grandes empresas que ahora están en problemas económicos? ¿Tampoco el gobierno tiene ninguna responsabilidad con ustedes? Por los únicos que lo siento son por los trabajadores”.

Causó indignación también que, mientras miles de familias se quedaron sin ingresos durante la pandemia, o tienen que sobrevivir con salarios inferiores a cinco mil pesos por mes, ocho directivos del Parque Fundidora, reciben en conjunto 759 mil 594.96 pesos mensuales, y así piden apoyo ciudadano para poder pagar la nómina de 300 empleados, incluida la propia.

El que más gana es el director general de Fundidora, Fernando Villarreal Palomo, con un ingreso mensual de 125 mil 285.71 pesos por mes; el director de Operaciones con un sueldo de 97 mil 122 pesos mensuales. Después siguen los directores de Ecología y Desarrollo, el Jurídico, el de Planeación y Contraloría, y el director de Administración y Finanzas, así como el coordinador de Planeación, con un sueldo de 90 mil 072 pesos mensuales cada uno; y finalmente el director de Atención al Cliente, que gana 86 mil 622 pesos al mes.

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Hubo no obstante quienes aprobaron apoyar económicamente para “salvar” el parque, y se mostraron dispuestos a pagar una cuota de entrada, en un espacio recreativo que desde su arranque en 1989 ha sido de acceso gratuito, pues se venía financiando con los ingresos por toda clase de establecimientos comerciales y de espectáculos, la realización de festivales y otros eventos públicos.

A lo largo de la constitución del parque, en un terreno de 114 hectáreas, donde hasta mayo de 1986 operó la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, que fue pilar en la industrialización de Nuevo León, han sido constantes las protestas ciudadanas y de grupos ambientalistas, porque desde que el terreno fue cedido al gobierno de Nuevo León en 1988, se le han ido quitando espacios de áreas verdes para favorecer negocios privados.

En dichos terrenos se han edificado hoteles, centros de exposiciones, áreas de estacionamiento, restaurantes, pistas de patinaje, centros de espectáculos como el Auditorio Citi Banamex, la Arena Monterrey, el parque Plaza Sésamo, el Museo del Acero, el Museo de Cera, Papalote Museo del Niño, y el Museo de la Fama del Béisbol, entre otros establecimientos comerciales.

Hoy mismo, hay el temor de que el cierre de Fundidora “por falta de recursos para su operación·, sea una cortina de humo para justificar la enajenación de un área del parque, ya que en redes sociales se ha estado promocionando el fraccionamiento “Novus Fundidora”, que ofrece como atractivo su “icónica ubicación” y el aliciente de que el “Parque Fundidora será tu nuevo hogar”.

Y en efecto, el proyecto inmobiliario del que el gobierno estatal no ha ofrecido información, se localiza dentro de los terrenos del parque Fundidora, a la altura de la estación Y griega, del Metro de Monterrey, entre las avenidas Madero y Constitución.

El proyecto consta de tres torres residenciales. La torre 1 contempla 32 niveles de departamentos desde 50 hasta 109 metros cuadrados cada uno con valor desde 2.9 millones de pesos; tendría dos niveles de comercio, y uno o dos cajones de estacionamiento por departamento, además de una bodega por departamento.

Los promotores señalan que: “NOVUS nace de las brillantes mentes que conforman Vidal Arquitectos, una reconocida firma que crea proyectos sobresalientes en México, e IDEI, una desarrolladora con más de 45 años de experiencia en el mercado, siendo líderes en vanguardia y profesionalismo en la creación de proyectos verticales y horizontales, centros comerciales, hotelería y turismo, entre otros”.

Su visión, dicen, “es abrir oportunidades para enriquecer la vida de las personas, a través de proyectos de gran calidad y responsables con el medio ambiente”.

asgs

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