Xul, Yuc.— Desde esta pequeña comisaría del municipio de Oxkutzcab, ubicada al sur del estado, Víctor Manuel Farfán Puch salió en busca del llamado sueño americano, ya que quería una mejor vida para él y su familia.
Estuvo trabajando en California durante 17 años, en donde fue mesero y cocinero en un restaurante de Oregón. Durante todo este tiempo Víctor no regresó una sola vez a su municipio, Pero fue hasta que su novia María Hortensia Uc Pérez, después de esperarlo en ese tiempo, le dijo que si no regresaba no lo iba a esperar más, lo que finalmente lo hizo dejar Estados Unidos y regresar a Yucatán para casarse con ella.
María Hortensia fue su novia por 22 años, desde antes de que se fuera a Estados Unidos “Llevábamos cinco años de novios y fue cuando me fui buscando ganar un buen billete”, relató.
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Después de 30 días de haber regresado de California, el pasado 20 de marzo, Víctor y María se casaron por el civil.
“Cambié los dólares por mi corazón, yo la amo y ella me esperó todos esos años, ya merecía la hiciera mi esposa”, contó a EL UNIVERSAL mientras caminaba hacia lo que será su hogar, su vivienda construida durante años con las remesas que enviaba a sus padres, don Víctor y doña Justina.
Mientras trabajó en Oregón, envió dinero para comprarse una hectárea de terreno, esa que ahora cultivará con naranja, limón persa y otras frutas. “De eso vivirá mi esposa, mi nueva familia”, dijo.
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En Xul, la comisaría sureña, todos viven de los cítricos.
Es una zona fértil para los cultivos con tierra roja llamada kancab en lengua maya y en donde la mayoría de sus habitantes sigue comunicándose en su lengua materna, la maya.
Al igual que las otras comisarías de Oxkutzcab, como Kancab, Xohuayán, Cooperativa, Yaxhachén y Emiliano Zapata, parte del sur de la entidad, se dan los cultivos fácilmente, no sólo los cítricos, sino el aguacate, las hortalizas, el achiote, ajos, cebollas, entre otros.
Además, logró construir una buena vivienda en su natal Xul, y comprar una camioneta de “medio pelo” (medio uso), pero en buenas condiciones.
Víctor relató que su vida en Estados Unidos no fue tan mala. “El sacrificio fue estar lejos de la familia, mis padres, mi novia, mis primos, los amigos… pero en general comía bien y ganaba buen dinero… en dólares”, dijo.
Comentó que no piensa regresar a Estados Unidos, pues ya juntó “un dinerito que voy a cuidar y ya tengo casa, coche, muebles y mi parcela”, explicó.
“Ahora, como está la cosa, es difícil ir y venir como pasaba hace años, los migrantes iban, trabajaban dos o tres años y volvían, se quedaban un tiempo en su pueblo y se volvían a ir”, explicó Víctor Manuel y sostuvo que en los últimos años “si sales, luego está más difícil volver a entrar…”
María Hortensia no se encontraba en el pueblo, había viajado a Mérida para las pruebas de su vestido de novia que ocupó este sábado, día en que se realizó la boda religiosa, que se llevó a cabo en la iglesia del pueblo.
Víctor Manuel dijo que María Hortensia no tuvo otro novio, sólo a él y en la pequeña comisaría de Xul, ubicada en el cerro que une a los municipios de Oxkutzcab y Akíl —en donde viven 2 mil 300 habitantes—, todos conocen la historia de esa pareja, del migrante y la novia que esperó y le fue fiel.
Tanto Oxkutzcab como Peto, Tekax, Ticul y Muna en el sur del estado, son comunidades “expulsoras” de migrantes no sólo hacia Estados Unidos y Canadá, sino hacia Cancún, el polo turístico más cercano a Yucatán.
En el oriente de la entidad también hay municipios donde constantemente salen viajeros hacia Estados Unidos, como Cenotillo, Tunkás, Calotmul, entre otros.
Víctor Manuel Farfán relató que no se arrepiente de su paso por Estados Unidos, pero también subrayó que no volverá porque ya después de muchos años extrañaba su tierra y sus orígenes.
La mayoría de los habitantes de la comisaría asistió a la boda de esta feliz pareja que todavía no decidía dónde pasar su luna de miel. “Seguro en Estados Unidos no será…”, dijo el novio y soltó la carcajada.