Torreón.— A la señora Rocío Ramos le dicen que le eche ganas, que se va a enfermar, que espere por la justicia de Dios. Pero a un año del feminicidio de su hija Ilse Ivonne Llanas Ramos, de 16 años de edad, ella no siente que haya habido justicia. Al presunto feminicida, un adolescente de 13 años, lo condenaron a un año de supervisión familiar.
“Ese niño no lo pudo hacer solo”, repite constantemente la señora Rocío desde la casa donde vive, en la colonia Eulalio Gutiérrez, en el municipio de Matamoros, Coahuila. A unos metros, en la Secundaria General Número 2, el 10 de junio de 2021 apareció su hija asesinada dentro de una bolsa negra.
Ilse Ivonne era una joven alegre que solía cantar y soñaba con estudiar Puericultura porque le gustaba cuidar niños.
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El 8 de junio, su madre no la volvió a ver. “Voy con una amiga”, dijo a su abuelita, pero nadie vio por dónde se fue. Por la noche, Rocío le marcaba a su celular, pero le colgaban las llamadas, algo que no hacía su hija. “No estoy a gusto. Vamos a buscarla”, dijo la madre esa noche.
Hasta el 10 de junio por la tarde, cuando la gente, dice Rocío, que caminaba por la banqueta empezó a percibir un olor muy feo. Por grabaciones de videos se enteró después que una persona arrastró la bolsa en la que estaba su hija muerta. Salía de la casa de los padres de Gabriel, el adolescente de 13 años que, oficialmente, asesinó a su hija.
Su hija Ilse Ivonne trabajaba en un expendio para la mamá del feminicida, pero terminaron de pleito. “Mi hija no se dejaba de nadie. Si le hablaban mal, contestaba”, recuerda la señora.
La madre asegura que en los días de búsqueda miraron a la madre de Gabriel barriendo afuera de la casa como si nada. Prácticamente eran vecinos.
Cuando ocurrió el hallazgo, los investigadores cerraron la calle y catearon la casa. Se llevaron detenidos al adolescente y a sus padres, pero unas horas después dejaron libres a los últimos.
Según las investigaciones, el adolescente confesó que tomó el cordón de una mochila y ahorcó a Ilse Ivonne hasta matarla.
Una burla
Meses después del feminicidio, antes de terminar 2021, Gabriel fue sancionado con supervisión familiar y la obligación de integrarse a programas especializados en teoría de género y acudir a terapias. A Rocío le dijeron que no podían castigarlo más debido a su edad.
El artículo 145 de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes establece que en ningún caso podrán imponerse medidas de sanción privativa de libertad a la persona que al momento de cometer un delito tenga entre 12 años cumplidos y menos de 14. La duración máxima de las medidas de sanción no privativas de libertad es de un año y sólo podrá imponer una medida de sanción.
Para Rocío es una burla. Dice que la familia del feminicida “se burla de su dolor” y los padres del joven salieron libres porque dieron dinero.
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“Le agarró coraje a mi hija [Denise, la madre de Gabriel]. Ella nunca se dejó. Denise le tenía mucho coraje. Ellos fueron los que le quitaron la vida a mi hija. Es una licenciada que supo hacer las cosas”, dice la madre sobre la familia del feminicida.
A la persona que sacó la bolsa con el cuerpo de Ilse Ivonne, Adrián, un joven de 20 años que trabajaba con la familia, lo condenaron a tres años de prisión por el delito de ocultamiento, mutilación o destrucción de cadáver. Adrián declaró que él recibió la orden de Denise de sacar la basura. Entre la basura iba el cuerpo de Ilse Ivonne.
Hace unos días le llegó a Rocío la notificación de la sentencia condenatoria por procedimiento abreviado, dictada apenas en abril de este año. Asegura que la notificación de la sentencia por el feminicidio no le ha llegado.
Rocío Ramos platica que desde un inicio el personal de la Fiscalía General de Coahuila le insistió en tomar la vía del procedimiento abreviado, la figura del sistema que permite la conclusión anticipada de un proceso. “No entendía nada de eso. Sólo me decían que era mejor”.
A cambio le entregaron una suma de 80 mil pesos por reparación del daño, pero Rocío no sabía de qué trataba. Una ministerio público le decía que era para cubrir los gastos que había tenido en el funeral y entierro. Ella no los quería aceptar. Por la sentencia de Adrián, la reparación del daño fue fijada en 10 mil pesos por gastos funerarios.
La madre no está conforme. Piensa que no tuvo justicia y duda que en la casa los fiscales no hayan encontrado pruebas para también enjuiciar a la familia del adolescente. “No fue sólo el niño; menos un mocoso de 13 años”, repite una y otra vez.
Rocío Ramos quisiera ver algo de justicia. Le insisten que le deje las cosas a Dios, pero no deja de preguntarse por qué su hija no tiene justicia.
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