Tixtla.— Esta semana llegaron noticias a la comunidad de Omeapa, que por lo menos cimbraron a tres hogares: son los nombres de Everardo Rodríguez Bello, Emiliano Gaspar de la Cruz y Jhosivani Guerrero de la Cruz, normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde 2014.
Las noticias sacudieron, principalmente, a la casa de Jhosivani Guerrero de la Cruz.
El titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, informó que, a partir de un resto óseo y una vértebra —hallados en la Barranca de La Carnicería, en el municipio de Cocula—, se identificó a Jhosivani Guerrero de la Cruz.
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No es la primera vez que en la casa de Jhosivani Guerrero reciben una noticia así. En 2015, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) informó que lo había identificado con restos presuntamente hallados en el río San Juan, en Cocula.
Ese presunto hallazgo formó parte de la “versión histórica” que presentó el gobierno del expresdeinte priista Enrique Peña Nieto, intentando cerrar el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En esa ocasión, las autoridades no pudieron acreditar la identificación de Guerrero de la Cruz.
La mañana del viernes, la lluvia en Omeapa no detuvo a don Margarito Guerrero para que saliera a trabajar en el campo. En su casa casi no hay nadie y los que están, prefieren no hablar sobre los restos de Jhosivani Guerrero.
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En la casa no hay indicios de la celebración de un velorio por Jhosivani Guerrero, porque desde las otras identificaciones, para los padres y madres de los 43 jóvenes el hallazgo de un hueso no es evidencia suficiente para dar por muertos a sus hijos.
En contraste, las noticias sí impactaron en las familias de los otros dos normalistas originarios de Omeapa.
En la casa de Emiliano Gaspar de la Cruz, quien es primo de Jhosivani Guerrero, tienen la esperanza de que los jóvenes regresarán con vida.
—A don Margarito les están diciendo que identificaron a su hijo, ¿Cómo reciben la noticia? — se le pregunta a un familiar.
—Nos dicen que al muchachito ya lo encontraron, pero no se vale, sólo quería estudiar, no eran delincuentes (…) Nosotros queremos completos [a] los muchachos, completos, así los queremos, queremos todo, no quiero un huesito —responde doña Natividad de la Cruz Bartolo, la madre de Emiliano Gaspar.
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La noticia impacta, porque Emiliano Gaspar y Jhosivani Guerrero no sólo son paisanos, también son primos, y porque pasaban mucho tiempo juntos.
Doña Natividad espera que el presidente Andrés Manuel López Obrador cumpla la promesa que les hizo.
“El Presidente nos dijo la otra vez que nosotros vamos a volver a tener un abrazo de nuestros hijos, así nos dijo: ‘Van a tener un abrazo de sus hijos’ , ojalá así sea, pero no sabemos hasta cuando y eso creemos: que vamos a abrazar a nuestros hijos”, comparte.
Doña Natividad deja claro que para ella no será suficiente el hallazgo de un fragmento de un hueso del cuerpo de su hijo para dar por concluida su lucha por la presentación con vida de los 43 jóvenes.
Es tan clara en su postura que exige al gobierno federal que investigue a los integrantes de Comité Estudiantil de Ayotzinapa que estaba en funciones en 2014. Y dan nombres y apellidos: que investiguen a Omar García Manuel Vázquez Arrellano y a David Flores Maldonado, dos dirigentes estudiantiles de ese entonces.
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“Los chamacos no son ningunos delincuentes, nunca pensamos que les podría pasar eso, pero la culpa la tiene el comité de ese entonces. Desde el inicio yo he dicho que la culpa la tienen los del comité, ellos los saben a quienes los entregaron, que digan qué pasó, cómo fue”, menciona.
Doña Natividad en estos momentos libra otra lucha: la de sobrevivir. Durante estos años, por andar en la búsqueda de su hijo, ha descuidado sus cultivos, sus animales, su casa e incluso a sus otros tres hijos. Sobrevivieron los primeros años con la venta de 100 litros de mezcal que dejó listo su hijo Emiliano Gaspar.
“Se nos murieron varios animales: mis pollos, mis marranos, porque no estábamos, dejamos de sembrar yo tuve que dejar de trabajar, nos quitaron el apoyo de Oportunidades y ahora andamos luchando para sobrevivir”, finaliza doña Natividad.