San Juan Bautista Cuicatlán, Oax.- A Florencia Hernández Ramírez lo que más le preocupa es no contagiar a su padre de 92 años o a sus nietos pequeños, pues sabe que ante el avance de la pandemia por Covid-19, un descuido puede ser fatal. Es por eso, afirma esta mujer de 61 años, que no le importa el dolor o la espera de cinco horas con tal de recibir la vacuna contra este virus que mantiene al mundo detenido.

Florencia fue una de las afortunadas en recibir la vacuna este martes en San Juan Bautista Cuicatlán, una comunidad indígena habitada por el pueblo cuicateco, ubicado en la región , una de las zonas más remotas y marginadas del estado, de la cual el gobierno federal eligió a 43 municipios para arrancar con la vacunación.

En Cuicatlán, desde el inicio de la pandemia, se han confirmado 69 contagios y tres defunciones a causa del virus; mientras que dos personas enfrentan la enfermedad en este momento, según datos federales. Este día, la vacuna también se aplicó en Teotitlán de Flores Magón, municipio mazateco en donde la enfermedad ha dejado 10 muertes y 69 casos totales.

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Según Juan Carlos Márquez Heine, secretario de Salud de Oaxaca, las dosis del biológico viajaron durante la madrugada de este martes custodiadas por personal estatal, servidores de la nación y elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Y aunque la aplicación debía comenzar en punto de las ocho de la mañana, en Cuicatlán arrancó pasadas las 9:30 horas.

“Me dolió, poco, pero está bien un ratito el dolor para prevenir. Hemos esperado con ansias porque tengo nietecitos y un papá de 92 años, entonces debemos cuidarnos mucho para cuidarlo a él”, dice Florencia, tras ser vacunada.

La espera de Florencia fue de casi cinco horas. Cuenta que aunque se registró en la página habilitada para tal fin, no se le requirió dicho registro y sólo se le solicitó la credencial de elector.

“No me pidieron el folio, sólo la credencial. Sí hubo mucha desorganización, porque yo estoy desde la nueve de la mañana y no sé ni a qué hora son. Casi cinco horas, pero gracias a Dios ya tocó la vacuna y ahora falta el refuerzo. Me siento más tranquila”, señala.

“Ma da gusto por la gente, hay mucha gente que es mayor y a veces es la que menos entiende; mucha gente es muy necia y no lo hace [se cuida]. Me gustaría que entendieran esta situación y se cuiden”, recalca Florencia, quien desinfecta todo lo que toca con alcohol y quien afirma vivir ahora con menos miedo.

Sin necesidad de registro

“Familiares de personas cuyo apellido comience con H, favor de formarse aquí. Ustedes solos, dejen al adulto mayor en la sombra”, repite una y otra vez la voz de una mujer a las afueras del Hospital Alberto Vargas Merino, el más grande de Cuicatlán.

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Son más de la una de la tarde y en la parte externa los acompañantes de los ancianos que en unos minutos serán vacunados reciben el número de su turno.

Isabel, por ejemplo, cuenta que aunque registró a su papá en la página, nunca le hablaron y el lunes avisaron en su colonia que tenía que asistir este martes al puesto de vacunación.

“Yo descargué el comprobante de mi papá, pero no me lo pidieron. Nos tocaba a las nueve, pero pues se entiende. Es con calma, no hay que desesperarse, peor fuera que pasara algo malo”.