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“No hay duelo por una persona desaparecida”

Las familias que buscan a los suyos siempre tienen la esperanza de encontrarlos, dice Lydia Cordero, directora de Casa Amiga, que apoya a colectivos

Esther Chávez Cano, quien falleció en 2009, documentó los primeros casos de desapariciones de mujeres en Ciudad Juárez, hasta formar la organización Casa Amiga. Foto: Paola Gamboa / El Universal
01/09/2023 |01:36
Paola Gamboa
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Ciudad Juárez.— Entre 1991 y 1993, en Ciudad Juárez se registraron los primeros casos de desapariciones, que fueron conocidos como las Muertas de Juárez.

En ese contexto, inició la lucha de una mujer que se convirtió en la voz de las madres de las víctimas que eran asesinadas y desaparecidas en la frontera del país.

Se trata de Esther Chávez Cano, quien luchó e hizo activismo para comenzar a documentar los primeros casos de desapariciones en Ciudad Juárez, hasta formar años después lo que hoy es la organización Casa Amiga Esther Chávez Cano.

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Ella falleció el 25 de diciembre de 2009, pero su legado se mantiene firme no sólo en esta organización, sino en los colectivos que trabajan en esta frontera para visibilizar los casos de desapariciones, feminicidios y violencia de género.

“Fue la pionera en iniciar a documentar los casos que existían y a darse cuenta de que había un fenómeno muy particular de desapariciones de mujeres en ciertas condiciones y características. Algunas de ellas después fueron encontradas asesinadas y algunas otras, la gran mayoría, quedaron desaparecidas”, explica en entrevista Lydia Cordero Cabrera, directora ejecutiva de la organización Casa Amiga Esther Chávez Cano.

La documentación que Esther realizó fue fundamental para alzar la voz y que se conociera la realidad que se vivía en aquellos años en Juárez. Ella, junto con otras mujeres, fue de las primeras en hablar del tema dentro y fuera del país.

“Esto se va haciendo un movimiento activista muy importante que fue precursor en el país, cuando todavía no se le llamaba feminicidio, cuando se le llamaba las Muertas de Juárez, las desaparecidas de Juárez, y ella tiene este papel tan importante. Fue en los años 1990 a 1993 que empieza la documentación y el involucramiento de otras mujeres y colectivas para comenzar un grupo que primero se llamó Coordinadora de Organismos no Gubernamentales y después se llamó Grupo 8 de Marzo, por el tema de las mujeres y desapariciones y feminicidios”, explica.

Esos colectivos se convirtieron en un faro de luz para que el mundo volteara a ver a Ciudad Juárez y se visibilizara el tema. Así, en 1999 se formó de manera oficial Casa Amiga, que trabaja en respaldar y proteger a las mujeres.

“En estos años no existía nada, ninguna institución ni leyes que atendieran y protegieran a las mujeres, por eso se vuelve también tan emblemático, porque se vuelve de las primeras instituciones que abren sus puertas para atender a las mujeres que todos los días viven violencia, violencia familiar, sexual en sus trabajos, en las empresas maquiladoras. Se vuelve un lugar de atención que poco a poco se va profesionalizando”, expone.

Lydia Cordero, directora de Casa Amiga, afirma que quienes han abierto la brecha para buscar a los desaparecidos han sido las mismas madres. Foto: Paola Gamboa / El Universal

“Un camino duro y tortuoso”

A más de 30 años de que Esther Chávez Cano iniciara su lucha en Ciudad Juárez, el panorama no es muy distinto, pues día a día siguen reportándose desapariciones de mujeres, violencia de género y feminicidios, lo cual ha convertido el camino de quienes siguen el legado en un tema complejo y duro.

“Ha sido muy complejo y tortuoso, es decepcionante, frustrante, como el cuento de nunca acabar... Ha sido un caminar muy drástico, radical, duro. Lo rescatable es que no hemos estado solas; estos eventos han generado alianzas con otras organizaciones [con las] que hemos trabajado de la mano”.

El trabajo que estás organizaciones realizan actualmente es mantener una agenda como Movimiento de Mujeres en la que se priorice la disminución de la violencia, las desapariciones y los feminicidios desde el tema de la prevención.

El surgimiento de las buscadoras

Aunque la lucha de los colectivos en Juárez es mucha, la frustración llega cuando se topan con la simulación por parte de los distintos niveles de gobierno y la falta de presupuesto en las instituciones para dar seguimiento a los casos de las víctimas, señala Cordero Cabrera.

Eso lleva a las madres y familias de las desaparecidas a convertirse en buscadoras, es decir, terminan realizando el trabajo que la autoridad no realiza por falta de personal, equipo y presupuestos.

“Esto ha sido siempre, desde un inicio. Quienes han abierto la brecha han sido las mismas madres de las desaparecidas y asesinadas.

“No mejora la situación, y me refiero a esta parte económica, porque las madres son quienes tienen que llevar copias, USB para que se saque información, ellas mismas sacar las pesquisas, ellas mismas [están] yendo a los lugares donde vieron [a sus hijas] por última vez”, explica. Incluso, señala, las familias se han profesionalizando en rastreos y búsquedas.

Asegura que esta situación se da no sólo por falta de presupuesto, sino también por falta de voluntad política para atender la problemática.

Además de ello, los ministerios públicos en Ciudad Juárez pueden llevar hasta 800 carpetas de investigación en la Fiscalía de la Mujer, lo que hace humanamente imposible que los casos que se denuncian puedan hacer investigados de forma correcta, favoreciendo la impunidad.

“Información estadística nos dice que sólo un 2% de 100% que se denuncia puede llegar a un fin o a un término que sea tranquilizador para la víctima, y 98% queda impune. El mensaje es muy fuerte, ¿cómo esperamos que no se siga repitiendo?”, expone.

“Ni están muertas ni estamos vivos”

Pese a los obstáculos con los que se topan, la lucha sigue día con día, pues —a decir de las organizaciones— para las familias de las desaparecidas “ni ellas están muertas ni nosotros estamos vivos”.

“Mientras no haya una certeza ni una verdad histórica de lo que ocurrió, hay situaciones de abismo que mantienen a las familias muy críticas y en un duelo que ni nosotros hemos podido llegar a acompañar, porque no hay duelo de una persona desaparecida. Siempre está la esperanza de encontrarlas”, dice la directora de Casa Amiga.

Por ello, la lucha de las organizaciones como Casa Amiga y de otros más en Ciudad Juárez es día con día, pues se llegan a convertir en acompañantes constantes de las familias, de lo que viven y sienten tras una desaparición.

Señala que el camino que han recorrido ha logrado fortalecer a los colectivos no sólo en Ciudad Juárez, sino en el país, y han logrado trascender gobiernos.

De acuerdo con el Movimiento de Mujeres en Ciudad Juárez, de 2010 a julio de 2023 suman 4 mil 500 personas no localizadas en Chihuahua; los municipios de Juárez, Cuauhtémoc y Chihuahua son donde más casos se reportan.

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