Arussi Unda es una rebelde, desde niña tuvo una “visión diferente de las cosas”. Hoy es una defensora de los derechos de las mujeres, pues tiene la firme convicción de que son ellas mismas quienes están salvado a otras, ya que la procuración de justicia en México no es garantía para las víctimas.
“Son tantas cosas las que se tienen que arreglar para que el aparato de justicia sirva, yo diría tirarlo y volverlo a hacer”, sentencia la vocera de la colectiva veracruzana Las Brujas de Mar, en entrevista con EL UNIVERSAL.
Nombrada por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes en el mundo durante 2020, por su activismo desde el feminismo radical, Arussi resalta la importancia de que las mujeres sigan articulándose desde diversas trincheras para dar soporte a las víctimas de delitos por razón de género.
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En su visión, desde los diferentes niveles de gobierno se ha fallado al dar respuestas y, sobre todo, garantizar justicia y seguridad a las mujeres. Para ella, “el Jefe de Estado no ayuda, entorpece”, por lo cual considera fundamental que en el ejercicio de la democracia “se haga buen uso del derecho ganado”.
¿Qué está pasando en México en materia de violencia de género?
—Hay varios puntos que tienen que hablarse. Para empezar, la confianza en las instituciones es casi nula, al grado de que el hecho de que las mujeres denuncien es un paso supergrande.
Para nosotras, los colectivos y organizaciones no gubernamentales, es un reto lograr que denuncien, porque después de que lo hacen sabes que probablemente no pasará nada; sin embargo, se necesita ese precedente para evidenciar que las autoridades no hacen nada.
El momento en que la pelota está en la cancha de las autoridades, es cuando las cosas empiezan a entorpecerse. Siendo honesta, creo que la justicia no va a venir de las instituciones, al menos en un rato. No queda más que seguirnos articulando en las redes de mujeres, es lo único que está salvando vidas ahorita.
¿Por qué es tan importante esta articulación?
—Para tener recursos y herramientas que permitan apoyar a otras mujeres. Nosotras nos apoyamos bastante con las redes de abogadas, sicólogas, redes de refugios. Además, está el trabajo de difusión, esto nos ayuda también como movimiento a poner el foco en cosas importantes y a no estar tan en peligro.
¿Qué se debe modificar, en el ámbito de las políticas públicas, para que las mujeres tengan justicia?
—Debería haber un reconocimiento sobre la seriedad de la problemática, poca gente entiende lo mucho que influye que desde arriba no se reconozca, porque eso hace un efecto dominó. El Jefe de Estado no puede decir que no hay diferencia entre homicidio y feminicido.
Si no se reconoce con seriedad que hay un problema, entonces cómo esperaremos que haya propuestas, soluciones o rutas de acción para erradicarlo.
Por otro lado, se necesita gente especializada, que allá arriba entienda el problema y dé las órdenes que tenga que dar para erradicarlo, porque llegas a un Ministerio Público y parece que la delincuente eres tú.
Nosotras hemos estado en mesas de trabajo y no hemos vuelto. Era repartición de culpas. Decía el jefe de la policía: “Es que nosotros ya tomamos un curso de seis horas al que nos obligan sobre perspectiva de género”.
Veracruz es uno de los estados más violentos para las mujeres, ¿qué está pasando?
—Lo micro es macro y aquí parece que no hay nadie al mando. Nadie se ha pronunciado ni una sola vez por la situación de violencia. Lo que podemos ver a nivel nacional es un reflejo de lo que se ve en nuestra ciudad.
Es muy difícil la situación, porque las fiscalías no están operando al 100% desde que inició la pandemia. Incluso, desde antes del Covid tampoco lo hacían.
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Desde hace casi dos años no tenemos directora del Instituto de la Mujer estatal. Las directoras municipales trabajan con lo que hay, que es casi nada.
De la fiscal no se sabe nada, del gobernador no se sabe nada, sobre las patrullas moradas nadie nos ha dicho para qué sirven. Está de la fregada, sinceramente esta es tierra de nadie.
¿Cómo es el respaldo que brindan a las muejeres desde Las Brujas de Mar?
—De unos dos o tres meses para acá se nos saturan las bandejas con mensajes, la mayoría nos escribe para pedir ayuda y una buena parte son víctimas de delitos cibernéticos, de “me están amenazando con pasar mis fotos”. Cuando llega este tipo de problema es complejo.
Acá en Veracruz está la Ley Olimpia desde marzo de 2019, pero hemos detectado que no hay una estructura que permita que denunciar sea tan fácil. Si en el plano terrenal hay huecos y tanta porquería, imagínate en uno que es todavía más desconocido para las autoridades (...) Lo que nosotras ofrecemos es tirar esos sitios o perfiles.
¿Cuál es el alcance de la violencia de género?
—En algún taller escuché una frase muy cierta: “Cuando tú salvas a una mujer, salvas a su familia, y cuando haces eso, salvas a una sociedad”, por eso es que yo me refiero a que las mujeres somos el pilar de la sociedad, un soporte en la economía y somos quienes estamos criando a la otra mitad del mundo.
Si las mujeres nos diéramos cuenta de que justamente el sistema es el que se ha encargado de hacer una enemistad histórica entre nosotras, para no poder percibir que somos la mitad y somos la fuerza, uffff, el patriarcado nos haría los mandados.
¿Qué violencias te han afectado por ser mujer?
—Como una frase que alguna vez escuché: “Lo único que no le puedo creer a una mujer es que no haya sido víctima de ningún tipo de violencia por serlo”.
Creo que en las relaciones sexoafectivas ha habido manipulación, violencia, cuartar mis decisiones, intimidaciones (...) En lo laboral, lo clásico, que te traten como una pendeja, que te paguen menos por hacer más, que no haya posibilidad de crecer.
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No es por nada, pero aprendo rápido y soy muy lista, y ahí va otra cosa, luego el problema no es que sepas, sino que sepas demasiado, ya eras de lo peor.
A las mujeres se nos tiene amordazadas en ese sentido, se nos quita toda la confianza. Al decir: “Hey, soy una chingona!”, te acusan de ególatra.
¿Las mujeres salvan a otras?
—Desde afuera se puede creer que todas estas redes de mujeres y este trabajo necesitan una estructura, dinero y ese tipo de cosas para echarlo a andar, pero no. La organización feminista no exige tanto, solamente estar informadas, unidas, llevar los valores feministas a tu día a día, estar viendo qué ocurre y cómo puedes ayudar. Desde cualquier trinchera se puede hacer batalla.
Un mensaje más para las mujeres...
—Si hacemos un poco de memoria histórica, sabemos que el derecho de las mujeres a votar fue una lucha bastante fuerte, lo menos que debemos para hacer buen uso de ese derecho ganado es tener una cultura cívica, elegir bien a las personas que vamos a tener representándonos.
Ya vimos qué es lo que pasa cuando no sabemos quiénes están allá arriba.
Ese es mi propósito de 2021, porque, si te soy muy franca, yo también pequé de eso, y es a lo que invitaría a todas, porque ya nos toca a nosotras y urge.