Reynosa.— El mayor deseo de niños y niñas migrantes establecidos en Reynosa, Tamaulipas, es que Santa Claus estacione su trineo en el campamento instalado en la Plaza de la República, donde ellos viven, y ordene a sus renos llevarlos a Estados Unidos para pasar una feliz Navidad.
Estos pequeñitos no quieren juguetes, una cena ostentosa o un enorme árbol de Navidad; la mayoría añora cruzar al país vecino para abrazar a sus padres y hermanos que los esperan.
Confían en que el hombre vestido de rojo pueda hacer magia para que las autoridades estadounidenses den celeridad a sus trámites migratorios.
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El sueño
Enitson, de ocho años y originario de El Salvador, confiesa que le gustaría tener un auto a control remoto, pero lo que más anhela es estar con su mamá.
“Si Santa viniera al campamento, le diría que no me deje juguetes, que mejor me lleve a Estados Unidos. Mi hermana dice que el trineo puede volar porque tiene a los renos de Santa. Ellos pudieran llevarme porque mi mamá está en Texas, no me acuerdo en que ciudad, pero quisiera llegar a verla”, dice.
Enitson comenta que tiene casi cinco años que no ve a su mamá, quien se fue a buscar un empleo, pues en su país no tenían nada.
“A veces no teníamos qué comer. Mi mamá tenía un trabajo, pero le pagaban poco; mi abuela a veces nos llevaba comida, ropa. Ella sí nos ayudaba, o una amiga de mi mamá que también nos llevaba cosas”, recuerda.
Cuenta que su mamá les envió dinero para que pudieran viajar de El Salvador a México.
“Viajamos en bus, una tía viene con nosotros. Ella no tiene hijos. Mi tía dice que ella quiere regresar a El Salvador porque Estados Unidos no nos deja pasar, no podemos llegar con mi mamá y eso me pone muy triste, yo lo único que quiero es abrazar a mi mamá”, relata Enitson.
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Un mismo dolor
Joshua es de Honduras y tiene 10 años; es amigo de Kevin, de ocho, y de Brayan, de seis, ambos de El Salvador. Todos juegan con unas pistolas de plástico que, dicen, les obsequiaron unas personas que llegaron con Santa Claus a la Plaza de la República, en el centro de la ciudad de Reynosa.
Ellos corren entre las casas de campaña, se esconden tras un pino de Navidad que está en la plaza y finalmente se sientan a platicar. Los tres tienen mucho en común, pese a no ser familia ni proceder del mismo país.
Joshua cuenta que salió de su país porque no era seguro para su familia y su papá decidió emprender el viaje a Estados Unidos. Kevin interrumpe para decir que su familia, en El Salvador, también sufría por la inseguridad.
Coinciden en que desean llegar a Estados Unidos y están dispuestos a canjear los regalos que Santa pudiera llevarles para cumplir su sueño.
“Queremos ir a Estados Unidos, ese es un buen regalo. Queremos que Santa nos lleve con su magia. Los renos vuelan, eso sería bueno para ir por el puente porque los policías no nos dejan pasar, está cerrado para nosotros porque somos de Honduras y El Salvador”, comentan.
Estos tres amiguitos aseguran que la noche del 24 de diciembre Santa podría aparecer y, entonces, le pedirán que cumpla sus sueños y los lleve a EU.
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