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San Bartolo Coyotepec

Miles de abejas habitan dentro de 140 colmenas resguardadas en los terrenos de un internado ubicado en este municipio, de la región de los Valles Centrales. Se trata de la Escuela Secundaria Técnica Número 14 de Oaxaca donde, gracias a los cuidados de más un centenar de estudiantes, nace la dulzura y el color dorado de la miel mantequilla.

El zumbido casi motorizado de este insecto es ya familiar para los 118 alumnos de entre 11 y 15 años. No tienen temor, pues como parte de su formación académica dedican ocho horas a la semana a la apicultura. Con un equipo de protección limitado y desgastado por las generaciones heredadas, incluso algunos sin guantes, cuidan a las abejas junto con su profesor Marcos Cano Rodríguez.

Sin importar el riesgo de picaduras, ingresan al campo árido y exploran cada colmena. Emmanuel Pérez, uno de los estudiantes de 14 años, revisa con normalidad cada hogar de estos insectos, como lo ha hecho desde hace tres años que los cuida. Al igual que sus compañeros, sabe identificar a las obreras, a la reina y a los zánganos.

La labor de Carlos y sus compañeros es vital para la institución, ya que gracias a la crianza de abejas y el aprovechamiento de su miel, los alumnos son autosuficientes y pueden seguir estudiando en esta escuela que sobrevive entre carencias y abandono gubernamental.

Dulce asignatura

La apicultura es una de las asignaturas que se imparten en esta institución fundada en la comunidad de Reyes Mantecón, en 1938, por el general Lázaro Cárdenas. En el lugar, que desde 1969 funciona como internado, estudian 272 menores, incluidas 17 mujeres. La mayoría son hijos de campesinos.

Los estudiantes aprenden a amar a las abejas, y a entender su polinización y producción de miel, la cual extraen para después comercializarla en diferentes presentaciones y obtener el dinero para el mantenimiento de este internado.

“Somos autosuficientes y es lo que le enseñamos a los niños, autosuficiencia”, dice Marcos, el profesor de apicultura, quien explica que para el cuidado de las colmenas, distribuidas en tres apiarios, los alumnos se dividen en tres grupos conforme a su grado escolar. Para algunos, esta actividad será una oportunidad para autoemplearse en un futuro.

Esta visión ya se hizo realidad en Emmanuel Pérez Hernández, quien a sus 14 años ya trabaja como apicultor los fines de semana en el municipio de Ocotlán de Morelos.

Gracias a los 150 pesos que gana al día, el estudiante de tercer grado y originario de San Isidro Buenavista, comunidad de la Mixteca, mantiene sus gastos. Como la actividad es de su agrado, anhela tener su propio apiario. Las carencias y picaduras, dice, no lo limitan.

Grecia Hernández, de 14 años, incluso opina que se trata de una materia creativa, en la que además destacan las mujeres. “Es un arte, las abejas son muy especiales y ayudan mucho al ser hu mano y a todos los animales. Es bonito sacar la miel, verlas cómo crecen”, narra la estudiante de tercer grado, originaria de Hidalgo. Añade que anhela estudiar Medicina y dice que no le tiene miedo a estos insectos ni mucho menos a sus picaduras.

Enfrentan carencias

El esfuerzo de los alumnos y de su profesor da resultados con la cosecha de mil abejas que hacen cada año, entre los meses de octubre y noviembre. Es entonces cuando se extraen entre 200 y 600 litros de miel, la cual se comercializa. Además, elaboran otros productos como ungüentos, jabones y labiales; con las ganancias mantienen el funcionamiento de los apiarios y de su escuela.

No es una labor sencilla. Desde hace tres años su producción se redujo, pues anteriormente extraían hasta mil 400 litros de miel al año, más del doble de lo que extraen actualmente. Este desplome provocó la pérdida de clientes extranjeros y ahora sólo conservan los locales. Esto es grave si se considera que los principales compradores de la miel oaxaqueña son Alemania, Bélgica y España.

La causa de la caída de la producción, explica el profesor, son las carencias en la institución y la contaminación ambiental.

“Por la falta de agua, el cambio climático, la urbanización y ríos contaminados empieza a bajar la producción; desde hace tres ciclos venimos arrastrando baja producción”, señala.

Con la venta de la miel, los alumnos consiguen unos 34 mil pesos al año, de los cuales recuperan la inversión de 25 mil y su ganancia de 9 mil pesos la destinan al mantenimiento del internado.

“Tratamos de buscar ayuda gubernamental porque hemos ido perdiendo la capacidad de comprar las cosas para producir, entonces sí necesitamos ayuda para rescatar la escuela”, platica el docente.

Entre las carencias destaca el equipo de protección, instalaciones en buen estado y un vehículo para transportarse de un apiario a otro.

No es el único esfuerzo que realizan los alumnos de esta secundaria agropecuaria. Entre salones deteriorados con ventanas rotas y butacas oxidadas, los menores cursan asignaturas como ganadería, agricultura y conservación e industrialización de alimentos. Al igual que los niños abeja, todo el dinero de la venta de los productos es para la subsistencia del plantel.

De acuerdo con el Sistema Nacional de Información para el Desarrollo Rural Sustentable (Snidrus), Oaxaca ocupa la sexta posición en inventario apícola, con 167 mil 840 colmenas y 3 mil 124 productores. A nivel estatal la producción asciende a 4 mil 150 toneladas por año.

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