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Monterrey, Nuevo León
A los cinco años de edad, Artemio Ábrego Treviño, el Tío Temo, comenzó su colección con su primer juguete. A los 73 años de edad ha reunido más de 6 mil piezas traídas de 20 países de diversas culturas y regiones del mundo.
Ahora, una selección de 800 juguetes la comparte en el Museo Interactivo del Juguete (MIJU), primero en su tipo en el país para que los niños los padres y los abuelos, puedan admirarlos, crear o revivir historias y soñar.
Desde una “linterna mágica” de finales del siglo XIX, hasta un robot de inteligencia artificial de adquisición reciente, juguetes que pertenecieron a Chabelo, acompañaron al Tío Gamboín en sus programas de televisión, o aparecieron en películas de Arnold Shwarzenegger como el Turbo Man, forman parte de la selección que está a la vista del público en el espacio de 850 metros cuadrados, distribuidos en dos niveles y seis salas.
El MIJU, inaugurado a principios de diciembre en la Plaza Fiesta San Agustín, de San Pedro Garza García, es un sueño que don Artemio Ábrego, el Tío Temo, acariciaba desde hace 25 años cuando tenía 48 de edad.
Pero hace dos años y medio se acercó al ingeniero Alfonso García Hernández, exdirector general de Grupo Alen, quien, al ser emprendedor como él, se entusiasmó con el proyecto y juntos lo empezaron a forjar convencidos de que “los juguetes son las herramientas para disfrutar la vida”.
Ambos, socios en el MIJU, también crearon en 2017 la empresa de consultoría Mentes Expertas, para asesorar sobre todo a pequeñas empresas, donde el Tío Temo es director general y Alfonso García, presidente del consejo.
De todas las características
Juguetes artesanales, simples, o sofisticados, antiguos o modernos, representan para cualquier niño, joven o adulto, un instrumento para disfrutar e imaginar, hacerse piloto de carreras, bombero, científico o superhéroe y una niña puede ser artista o doctora.
El Tío Temo comenta que, desde que inició a los cinco años de edad su carrera de coleccionista, en 68 años no ha dejado de buscar piezas interesantes y lo seguirá haciendo mientras viva. “Tal vez una dos horas antes de mi muerte, habré comprado mi último juguete”, bromea.
Don Artemio y don Alfonso afirman que las temáticas en cuanto al tipo de juguetes que se utilizan en cada época evolucionan igual que la sociedad por la cultura, la moda, los adelantos científicos y los acontecimientos, de ahí que se van moviendo, de acuerdo con la demanda.
Por eso, en esta muestra se pueden observar carritos que funcionaban con cuerda, pilas o fricción, y se verá la evolución de las tecnologías y cómo han cambiado la vida familiar o social.
El empresario Alfonso García explica que este museo es el único en su tipo en México, porque hay otros que no están organizados por temática como sí lo está el MIJU; que no tienen un seguimiento de la historia y evolución de estas herramientas.
Don Alfonso refiere como ejemplo que los juguetes relacionados con las películas de Star Wars, están incluidos desde cómo empezó, cómo está y lo que viene en el futuro, según lo que está saliendo en la prensa. Pasa lo mismo con autos, ambulancias y carros de bomberos, hay desde los más antiguos hasta los más modernos.
“Así también hay robots que tienen más de 50 o 60 años. Salieron al mercado unos muy sencillos, unos muy complicados, que hacen prácticamente lo que un ser humano, eso es lo importante de la museografía”, señala don Alfonso.
“El juguete nunca se acabará, cambiarán los sistemas, los controles, pero siempre la diversión ahí está”, agrega el empresario.
Los especiales
El Tío Temo detalla que en la colección que se exhibe en esta primera etapa del MIJU tomó en cuenta la paridad de género, pues hay juguetes por igual para niños y niñas. Las piezas las adquirió en sus viajes por países como Italia, Alemania, Estados Unidos, China, pero también hay los clásicos artesanales mexicanos como el balero y el trompo.
El coleccionista relata que hace algunos años, un amigo periodista que trabajaba en Univisión le habló para informarle que había entrevistado a familiares del Tío Gamboín y estaban vendiendo una caja con juguetes que el conductor presentaba en su programa de televisión. Sin pensarlo, le pidió que se la comprara y fue así como se hizo de Pancholín, Salchichita y unas naves.
En su colección tiene también una pieza que perteneció a Chabelo. Además hay juguetes que salieron en películas de Hollywood, como el TurboMan que apareció en Mi juguete preferido, de Arnold Schwarzenegger.
Don Alfonso García refiere que los más de 6 mil juguetes que ha recopilado el Tío Temo serían suficientes para abrir seis o siete museos del mismo tipo en el país, aunque por lo pronto buscarán consolidar este de San Pedro y aprovecharán para sustituir los que están en exhibición para ir presentando paulatinamente novedades al público.
Finalmente comenta que el proyecto ha sido tan bien recibido que hay una señora que ha ofrecido una colección de 800 muñecas Barbie, además de que el arquitecto Roberto Romero —quien apoyó en el diseño de la parte museográfica— tiene 80 piezas del Señor Cara de Papa listas para formar parte de esta o próximas exhibiciones.