Zinacantán.— A las mujeres de Zinacantán, en la zona de los Altos de Chiapas, el tejido y el apoyo mutuo les ha cambiado la vida.

Esta localidad está a 11 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas. Su paisaje lo dominan cultivos de repollo, lechuga, maíz, calabaza e invernaderos de plástico blanco, donde loscultivan rosas, crisantemos, claveles, cempasúchil y otras flores, por lo que se conoce a este lugar como la capital de las flores.

Aquí, Julia Catalina Pérez y otras 12 jefas de familia sacan adelante a sus familias e, incluso, transforman las costumbres.

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Se organizaron como cooperativa textilera para confeccionar prendas en telar de cintura, un trabajo con el que han logrado la independencia económica, que fue la base de la transformación.

Estas mujeres aportan económicamente a sus familias y han podido pagar estudios universitarios a sus hijos.

Julia Pérez relata que antes de los años 90, en su pueblo estaba prohibido hablar de planificación familiar. Entre risas dice que antes la costumbre era tener los hijos que les mandara Dios, pero ya no.

Julia tiene tres hijos, el más pequeño trabaja con su padre en la floricultura; su hija, Lucía, trabaja los textiles con ella, pero tiene como meta estudiar ingeniería industrial en Tuxtla Gutiérrez el próximo año, mientras trabaja y ahorra para lograrlo. El hijo mayor recientemente se graduó en ingeniería mecánica.

Lucía (izq.), hija de Catalina, trabaja los textiles, pero tiene como meta estudiar ingeniería industrial en Tuxtla Gutiérrez el próximo año. Foto: Moyses Zuniga Zantiago
Lucía (izq.), hija de Catalina, trabaja los textiles, pero tiene como meta estudiar ingeniería industrial en Tuxtla Gutiérrez el próximo año. Foto: Moyses Zuniga Zantiago

Fábrica Social

Julia Pérez y otras 12 mujeres comenzaron a organizarse y capacitarse con la cooperativa Fábrica Social desde 2010.

Daniela Gremion y Dulce Martínez, directoras de Fábrica Social, explicaron que este proyecto ofrece capacitación teórica, metodológica y participativa a las mujeres textileras zinacantecas, que elaboran productos de calidad que se venden tanto en el mercado nacional como en el internacional.

Esta iniciativa trabaja también en Dzitnup, Yucatán, con 18 artesanas mayas expertas en bordado en máquina de pedal; Yohocuaha, localidad de San Juan Colorado, Oaxaca, con 23 mujeres mixtecas que dominan el telar de cintura.

En Santa Catarina, Hidalgo, 23 mujeres nahuas bordan punto de cruz; en El Cardonal, también en Hidalgo, son 12 artesanas ñañus las que trabajan el hilo contado en telas.

Finalmente, en Chimalhuacán, Estado de México, siete mujeres bordadoras también elaboran piezas, de acuerdo con la información que manera Fábrica Social en su página de internet, a través de la cual también se pueden comprar las prendas que las artesanas elaboran para vender.

Daniela Gremion y Dulce Martínez señalan que el objetivo final de la capacitación integral es que las artesanas consigan operar con autonomía de esta organización.

Tradicionalmente, las tejedoras de Zinacantán confeccionan todas las prendas que visten hombres y mujeres de su comunidad para su uso diario y en días de fiesta. Ahora, su trabajo está también al alcance de México y el mundo.

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