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Muerte de alcalde genera disturbios en Nahuatzen

El presidente municipal fue plagiado y asesinado; seguidores del político se enfrentan a comuneros

Seguidores de David Eduardo Otlica Avilés, edil asesinado, destruyeron vehículos, lanzaron bombas molotov y arremetieron contra comuneros. Foto: CHARBELL LUCIO. EL UNIVERSAL
24/04/2019 |02:13
Carlos Arrieta
Corresponsal en MichoacánVer perfil

estados@eluniversal.com.mx

Nahuatzen.— El presidente municipal de Nahuatzen, David Eduardo Otlica Avilés, fue asesinado la mañana de ayer, crimen que desató un conflicto entre sus simpatizantes e integrantes del Concejo Indígena de ese lugar.

El gobernador de la entidad, Silvano Aureoles Conejo, advirtió que “ningún delincuente, al amparo de los usos y costumbres, romperá con la estabilidad y tranquilidad en la meseta purépecha”.

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Reiteró su llamado a la Federación para fortalecer y mejorar el estado de fuerza y equipamiento de las direcciones de Seguridad Pública.

La Fiscalía General del Estado (FGE) confirmó que el munícipe perredista fue secuestrado en su domicilio, en la localidad de San Isidro, en el municipio de Nahuatzen.

Más tarde, su cuerpo fue localizado en el bordo de una carretera en el municipio de Coeneo. Estaba atado de pies y manos.

En ese paraje, ubicado sobre el kilómetro uno del tramo carretero Las Mesas-Cortijo Viejo, quedaron los restos del acordonamiento para preservar la escena del crimen y una cruz formada con 23 piedras, que coinciden con el día del homicidio.

Por la noche, la FGE dio a conocer los resultados de la necropsia de Otlica Avilés, en la que se señala como causa de muerte hemorragia interna a raíz de un traumatismo craneoencefálico. También registra que el cuerpo presentaba “herida con instrumento corto contundente”.

El crimen sacudió a la clase política, a la Iglesia católica, y con mayor fuerza a los habitantes de ese municipio de la meseta purépecha, ubicado a 103 kilómetros de la capital michoacana. Todos piden justicia.

Desatan violencia. El asesinato del alcalde detonó un conflicto entre simpatizantes del edil e integrantes del Concejo Indígena local, quienes se enfrentaron con piedras, palos, machetes y bombas caseras.

El choque de ambos grupos dejó al menos tres personas lesionadas y una más con quemaduras.

Los seguidores de Otlica Avilés, quienes responsabilizan del asesinato al Concejo Mayor de Nahuatzen, irrumpieron en una vivienda de la cabecera municipal y causaron destrozos, destruyeron vehículos, lanzaron bombas molotov y arremetieron contra los comuneros.

Los comuneros a su vez niegan ser los artífices del homicidio y exigen a las autoridades el esclarecimiento del hecho criminal.

El enfrentamiento fue desactivado por un operativo encabezado por el subsecretario de Seguridad Pública estatal, Carlos Gómez Arrieta.

Efraín Avilés, vocero del Concejo Indígena de Nahuatzen, pidió a la FGE una investigación limpia y que señale claramente quién mató al presidente municipal: “Al saber, se van a aclarar muchas cosas”, expuso.

“Pedimos justicia, tanto para saber quién fue [el responsable del asesinato], como justicia para nosotros, porque estamos bien, estamos tranquilos, pero va a llegar un momento en que ya no los vamos a aguantar”, advirtió Avilés.

Nahuatzen está ubicado en la región de la meseta purépecha, donde las comunidades indígenas sostienen un conflicto con las autoridades municipales desde hace dos administraciones.

El Concejo Indígena de cada comunidad demanda administrar los recursos públicos bajo sus usos y costumbres. El Tribunal Electoral de Michoacán y la Suprema Corte de Justicia concedieron la razón a los concejos, pero el ayuntamiento se ha negado a entregar el recurso.

Esa negativa provocó que Otlica Avilés no pudiera gobernar desde la presidencia municipal y que incluso se fuera a vivir a la ciudad de Morelia, desde donde giraba órdenes, ya que los comuneros le impidieron tomar posesión de la alcaldía.

Hace un par de semanas, el alcalde de Nahuatzen regresó a su municipio y se estableció en San Isidro, de donde es originario.

El lunes se reunió con comuneros de Sevina con el fin de buscar consenso en torno a la administración de los recursos, pero no lograron llegar a ningún acuerdo.

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