Torreón.— Alberto Chirinos, de 43 años, es parte de la última ola de migrantes que ha avanzado hacia el norte del país en los recientes días, particularmente al tomar la ruta coahuilense, donde se estima que más de 10 mil personas han transitado en estos días.
“Los débiles no soportan esto”, dijo después de comer unos tacos en el Centro de Día Jesús Torres Fraire de Torreón, donde junto con 17 migrantes hondureños y venezolanos llegó a descansar antes de reiniciar su camino.
El migrante contó que ha cruzado ocho países para llegar hasta el estado fronterizo. Todavía lo separan 600 kilómetros y un viaje más en tren, porque a pesar de contar con un permiso de estancia en México, no tiene dinero para pagar un autobús.
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Alberto narró que ha viajado en combi, tráiler, caminando y ha cruzado selva desde que salió de Venezuela, hace 70 días. Llegó en caravana a Tapachula, Chiapas, donde consiguió un permiso migratorio por 30 días, y a partir del municipio de Arriaga, la gente comenzó a dispersarse.
Le quedan 20 días para que su permiso expire y piensa viajar hacia Piedras Negras esta misma noche. Su sueño es trabajar en Estados Unidos y mandar dinero a sus dos hijos y su madre: “En Venezuela, mi país, hay mucha hambre, no hay salud, no hay dinero, no hay trabajo”, narró.
El gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, dijo la semana pasada que el flujo migratorio sigue en el mismo promedio: “Hablaban de una caravana de 12 mil a 15 mil, yo creo ya llegó toda”,opinó.
El flujo más frecuente de las caravanas pasa por Saltillo y sigue por la zona centro hasta llegar al norte del estado. Sin embargo, el mandatario recordó que alertó a los alcaldes de La Laguna que los migrantes podrían tomar la ruta de esta región para seguir hasta el norte, a los municipios de Piedras Negras y Acuña. Días después esto se confirmó, pues muchos han tratado de subir por esta zona.
María Concepción Martínez, coordinadora operativa del Centro de Día en Torreón, señaló que el flujo se ha mantenido todo el año con un promedio de 300 migrantes por mes.
Dijo que desde abril notan un aumento de migrantes provenientes de Venezuela o Colombia. Además, añadió que el año pasado tenían registro de migrantes provenientes de cuatro países, y este año han registrado 14 naciones. “Hemos tenido hasta de Senegal”, comentó.
Buscan mayor libertad
Alberto Chirinos, junto con sus 17 compañeros de viaje, contó que buscan llegar a Piedras Negras porque les dijeron que es donde se tiene más libertad.
Diego Hernández, otro migrante venezolano, profesor de educación física de profesión, explicó que también tiene permiso de 30 días, pero busca rodear porque con todo y la estancia legal, los policías y agentes migratorios obstaculizan el tránsito.
“Tenemos miedo, evitamos las revisiones, porque con todo y el permiso nos quieren llevar al albergue y dejarnos 10 o 15 días”, platicó el profesor de 34 años.
Riquelme Solís expuso que no es que a los migrantes se les ocurra pasar por Piedras Negras o Acuña, sino que “los mandan”.
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Ante las críticas por las revisiones en Coahuila, el gobernador justificó que no se trata de una contención, sino de una revisión.
“Muchos no tienen situación para transitar. También tratamos de orientarlos y que no los engañen. Estamos revisando cada uno de los camiones o vehículos en los que pudieran trasladarse hacia la frontera. Eso inhibe porque dicen que en Coahuila sí están revisando”, consideró.
Flujos generan problemas
Para el gobernador Miguel Riquelme, este flujo extraordinario provoca inseguridad, problemas de salud, intromisión del crimen organizado y abusos contra los migrantes, pues dijo que los traficantes cobran hasta 7 mil dólares y los dejan en las partes más riesgosas del río.
“Llegan con mujeres y niños, e intentan cruzar en partes muy peligrosas del río”, recalcó.
En la Posada del Peregrino de Torreón, el personal detalló que el aumento de migrantes que han documentado en los últimos días es de familias completas.
Una de estas familias, la de José Dávila, provenía de Piedras Negras. Hace unas semanas, los padres y dos hijas habían llegado a la frontera y José se había puesto a trabajar en la construcción, pero durante un paseo que hacían por la ciudad fronteriza, los detuvieron y los resguardaron en una estación migratoria, aseguró.
Precisó que duraron 14 días en ese lugar y los mandaron a Torreón. José, de 48 años, quiere regresar a Piedras Negras.
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