Escuintla.— Dayana, mujer transexual que viaja junto a un grupo de la comunidad LGBTI en la caravana migrante, huyó de su natal Honduras para evitar que pandilleros cumplieran su objetivo de quemarla, como sucedió en dos ocasiones.
El grupo integrado por 25 personas de la diversidad sexual, provenientes de Cuba, Nicaragua, Honduras, Venezuela y Guatemala, coinciden en que la discriminación, violencia y falta de oportunidades los obliga a emigrar de sus países para buscar una vida mejor en Estados Unidos para que se respeten sus preferencias sexuales.
“Gracias a Dios las quemaduras no fueron tan graves, logré curarme, pero ellos me seguían acosando”, relata mientras camina bajo los rayos del sol.
Abundó que los pandilleros también le dieron dos balazos en la pierna y un machetazo sólo por su identidad de género, y que otras de las agresiones que sufrió fue la violencia verbal, además de que le cortaban el cabello.
“No es fácil dejar tu país, tu negocio y tu familia; huir porque te están buscando para matarte”, señala mientras avanza llevando consigo una bandera de colores que los identifica como miembros de la comunidad transexual.
Señala que la vida no ha sido fácil debido a que libra una batalla contra el cáncer en la sangre o leucemia. “Me ha costado mucho salir adelante con mis enfermedades. Cada siete meses tengo que cambiar mi sangre y hacerme quimioterapias”, dice.
La migrante señala que su objetivo es llegar a la frontera de Piedras Negras, Coahuila, y cruzar a Estados Unidos.
“Sólo quiero estar en un país donde respeten nuestras preferencias sexuales, donde no nos maten ni discriminen, y eso es en Estados Unidos”, asevera.
En este grupo de la diversidad sexual también viaja Ingrid, de 16 años, quien también huyó de Olancho, Honduras, por la violencia y agresiones que pandilleros ejercían en su contra.
“En Honduras me han golpeado porque soy gay; no respetan nuestros derechos humanos”, afirma.
Avanzan otro tramo
La caravana migrante que partió de Tapachula el pasado sábado continuó su recorrido hacia la cabecera municipal de Escuintla, tras haber descansado en Villa Comatitlán.
Desde las 5:00 de la mañana, los más de 3 mil hombres, mujeres, niños y adultos empezaron a empacar en sus mochilas sus pocas pertenencias. Los niños de un año en adelante fueron subidos a carriolas y los bebés de brazos colgados en cangureras al pecho de sus padres.
Por más de cinco horas, el contingente cuyos integrantes provienen de Honduras, Haití, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Guatemala y El Salvador caminó 18 kilómetros hasta llegar a Escuintla. La mañana de este viernes partirán con rumbo al municipio de Mapastepec.
Las mujeres y los menores adolescentes, principalmente, ya presentan lesiones en los pies, debido a las largas caminatas. Otros han sufrido golpes de calor, deshidratación y desmayos debido a las altas temperaturas, de hasta 40 grados.
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