Ciudad Juárez.— Desde hace poco más de una semana Ulfredo Escobar y su mamá quienes son originarios de Venezuela, están en Ciudad Juárez, en espera de cruzar a los Estados Unidos. Ulfredo ha intentado al menos tres veces que la Guardia Nacional de Texas los deje pasar.

Ambos llegaron después del acuerdo que se dio entre el gobierno de México y Estados Unidos, el cual concerta que el país del norte recibirá solicitudes de asilo político de migrantes originarios de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que ya se encuentren en territorio mexicano.

Según el acuerdo el gobierno de México ofrecerá nuevas opciones de refugio y trabajo a las personas en situación de movilidad más vulnerables que actualmente se encuentran en el sur del país.

Además, Estados Unidos se comprometió a aceptar referencias de reasentamientos de refugiados de personas calificadas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que estén en México.

A pesar del anuncio, la información que tienen los migrantes que están en Juárez, es poca, pues hasta la semana pasada continuaban sin poder realizar el trámite de asilo político, ya sea por la aplicación del CBP One, páginas oficiales, cruces fronterizos o por medio del nuevo acuerdo entre ambos países.

En el caso de Ulfredo, esa incertidumbre los ha orillado a él y su madre a buscar cruzar de forma ilegal el río Bravo que divide Juárez y El Paso, Texas, a pesar de la vigilancia que se mantiene en la zona por parte de la Guardia Nacional de los Estados Unidos.

“Para nosotros cualquier nuevo anuncio es una esperanza, pero lo que nos molesta, es que nadie nos dice nada. Ya intenté de todas formas. Por la aplicación no funciona, por la página no nos da la cita. Aquí las autoridades dicen que aún no saben cómo será eso de la nueva forma de solicitar asilo desde México y que lo del 8 de agosto abrirán la frontera nos dicen que es falso”, expresa desesperado el joven.

Pese a los múltiples intentos de cruzar, Ulfredo sólo ha podido llegar hasta el alambre de púas y malla ciclónica que se instaló en la orilla del río y del muro fronterizo.

“Nos dicen que no nos dejarán pasar, nos empujan al alambre, nos gritan que nos vayamos que no nos van a abrir. No existe alguna otra parte por donde podamos cruzar y es aquí cuando uno piensa en todo lo que dejó para estar hasta acá y no poder pasar. Mi mamá está enferma y es a ella quien quiero que dejen pasar para que se atienda”, agrega el joven de apenas 21 años.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Ulfredo contó que, para llegar a Ciudad Juárez tomó el tren en Tapachula, Chiapas. Tanto él como otros migrantes venezolanos y nicaragüenses, explicaron que cada vez es más difícil llegar hasta a la frontera norte debido a la vigilancia del gobierno mexicano y de la Guardia Nacional de México.

De acuerdo con autoridades municipales, albergues y estancias, en las últimas semanas Ciudad Juárez ha tenido un aumento de migrantes.

“De Venezuela todos los días salen para acá, vienen en camino porque saben de las noticias nuevas que hay y creen que es más fácil pedir el asilo”, dice una migrante venezolana frente al río Bravo.

La mayoría de los migrantes que van llegando a la frontera, se reúnen en la zona del Puente Negro en Ciudad Juárez, a unos cuantos metros del muro fronterizo.

En un recorrido realizado por este medio se constató cómo al medio día del 1 de agosto, decenas de migrantes que llegaron recientemente, solicitaban a los agentes de la Patrulla Fronteriza y del Ejército texano cruzar. Sin embargo, tras dialogar por minutos terminan regresando a Ciudad Juárez desanimados por no poder pasar.

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