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Tapachula.— Más de 2 mil migrantes procedentes de Haití, varados desde hace ocho meses en esta ciudad, donde buscan regular su estancia en el país, reiteraron su denuncia de que son víctimas de discriminación por autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM). “Tengo un año acá y migración no me da documento, los africanos ya se fueron y los cubanos quedan pocos”, señala un haitiano visiblemente molesto.
Refiere que ha salido a buscar trabajo porque debe pagar la renta de un cuarto y llevar comida a su esposa y un hijo de cuatro años, pero la respuesta es que sólo contratan a mexicanos.
Entre la multitud, José Gary, un haitiano de 37 años, ofrece frituras. “Yo vendo Sabritas, nadie me dio trabajo y tengo que comer; Migración no atiende ni da solución”, señala mientras ofrece su producto.
Como José, otros han optado por autoemplearse vendiendo agua, refrescos, frituras y comida tradicional, entre otros productos, para solventar los pagos de renta de vivienda, ropa y comida.
Otro grupo, formado por unas 20 mujeres, apoyadas por sus esposos se instalaron en el parque central ofreciendo peinados de trenzas, que van desde los 100 a 500 pesos, dependiendo el largo del cabello, la cantidad de tejido y decoración.
Tensión. Los extranjeros, entre los que también hay cubanos y centroamericanos, cada día, desde las 3:00 horas, se forman frente a la oficina de Regularización Migratoria, en busca de realizar el trámite para solicitar la visa permanente y poder viajar a otro estado del país.
La aglomeración en los alrededores de la sede migratoria, ubicada en la calle Vialidad, del fraccionamiento Las Vegas, conjugada con el hartazgo, ha provocado connatos de violencia, que ayer involucró a elementos de la Guardia Nacional y policías municipales, quienes tienen un cuartel en la misma zona.
El incidente ocurrió cuando un policía federal reclamó a su par municipal por transitar en la patrulla sin tomar la precaución y con riesgo de lastimar a los extranjeros.
En respuesta, el agente municipal reclamó al de la Guardia Nacional por no poner orden entre los migrantes, quienes le dificultan la salida para brindar ayuda a la población cuando lo requiere.
La situación se tornó tensa, debido a que ambos policías solicitaron apoyo y la situación parecía que se saldría de control y, aunque no pasó a mayores, la atención a los extranjeros fue suspendida, por un par de horas.