Ciudad Juárez.— A raíz de la vigilancia que se mantiene en el marcador 36 del muro fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, los migrantes que buscan entregarse a las autoridades de Estados Unidos han tenido que ubicar otros puntos de entrada para poder hacerlo.

El jueves se observó a grupos de migrantes de diversas nacionalidades, sobre todo venezolanos, burlando la seguridad de la Guardia Nacional de Texas y de los elementos de la Patrulla Fronteriza; llegaron al punto 40, muy cerca del Puente Internacional Zaragoza, para cruzar a territorio estadounidense.

Por la mañana se pudo observar a grupos de migrantes dentro del territorio estadounidense esperando a ser procesados por agentes de la Patrulla Fronteriza y así poder solicitar asilo político.

Algunos de los migrantes cargaban niños en sus brazos y esperaban ser procesados por las autoridades de la Patrulla Fronteriza, aun cuando se les advirtió que se les sometería al Título 8 y corrían el riesgo de ser deportados a su país.

También había hombres y jóvenes que viajaban solos y esperaban ser recibidos por las autoridades de EU.

Los migrantes lograron llegar hasta ese punto con todo y la excesiva vigilancia de la Guardia Nacional de Texas y con las amenazas de los soldados de EU de dispararles, lanzarles las camionetas como modo de intimidación y la valla metálica y alambre de púas instalado a lo largo de la frontera.

En recorridos realizados por EL UNIVERSAL se constató cómo las personas en movilidad que llegan a Ciudad Juárez, la mayoría de ellos caminando, deben recorrer varios kilómetros desde la puerta 36 del muro fronterizo hacia el sur oriente de la frontera, para poder encontrar un punto y llegar al territorio estadounidense.

Ese recorrido en ocasiones les toma días, ya que los soldados estadounidenses les impiden que crucen por algún hueco o zona donde les es accesible cruzar.

Migrantes relataron que los agentes les disparan gases pimienta o balas de goma, como EL UNIVERSAL documentó en días pasados, para evitar que crucen a la ciudad de El Paso, Texas.

También han señalado que son víctimas de intimidación y persecución por elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) en su paso por Chihuahua y su camino para llegar hasta la frontera, ya que la mayoría de ellos deben caminar más de 400 kilómetros, desde la capital del estado hasta Juárez, para poder lograr su objetivo de llegar a Estados Unidos.

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