Morelia.— La tercera ola de Covid-19 ha impactado la ocupación hospitalaria y también la salud mental del personal médico y de enfermería que temen vivir un infierno similar o peor al que pasaron a principios de año.
Los trabajadores de la salud se dicen en pánico y sin el poder humano que evite una escalada de contagios.
Algunos, incluso, han pensado en renunciar, porque, dicen, no soportan ver más el sufrimiento de los pacientes infectados y sus familias.
Personal médico y de enfermería de hospitales de Morelia, Michoacán, hablan para EL UNIVERSAL de su impotencia al no poder hacer nada para frenar la aceleración y aumento de cadenas de contagio.
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Confiesan su frustración de ver que, pese a todo lo que ya se ha vivido, hay millones de personas que no entienden que la pandemia no es un juego.
Temen que en poco tiempo no haya especialistas de la salud que atiendan a tantos pacientes que se han infectado, “porque estamos a punto de tirar la toalla”.
“No es porque no queramos seguir salvando vidas. ¡No!, es simplemente porque ya emocionalmente estamos agotados de ver que es interminable este infierno”, soltó un internista que pidió el anonimato.
Narra que el ponerse o quitarse un traje de protección se ha vuelto una tortura mental para el personal que ya lleva más de un año y medio en una cíclica lucha.
Señala que ha sido difícil ver que ahora ingresan a los hospitales niños y jóvenes que su única compañía son las enfermeras.
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“Eso quiebra a cualquiera emocionalmente. No hay un solo ser humano que resista ser la primera y única línea de contacto con los pacientitos postrados en una cama.
“Pero no quieren entender las familias que los únicos responsables de los contagios son los ciudadanos que no hacen algo por evitar contagiarse”, expresa.
Pero esto sólo es una parte de la crisis que ha dejado esta tercera ola de contagios de Covid-19, que ya rebasó en la entidad el pico más alto de la anterior.
Contagios, en lo más alto
La secretaria de Salud de Michoacán, Diana Carpio Ríos, explicó que la situación actual de la pandemia tiene como principal característica que las nuevas variantes de Covid-19 generan mucho más contagio.
Enfatizó que en la última semana el registro de casos es mucho mayor que el pico más alto de la segunda ola, en enero.
“Tenemos 3 mil 929 casos activos, como no los habíamos tenido históricamente, y también una hospitalización de no intubados, que es el número más importante, lo que trastoca la operación de los hospitales de manera relevante”, explicó. La entidad registra 40% de ocupación hospitalaria.
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Carpio reconoció que lo que vive hoy el personal médico y de enfermería es un burn out.
Adelantó que en el semáforo federal, Michoacán pasará a naranja en la siguiente evaluación, mientras que hay 14 municipios con banderas de riesgo, de los cuales Morelia y Lázaro Cárdenas “están en rojo”.
En el caso de Apatzingán, la funcionaria explicó que es un fenómeno de hospitalización elevado que corresponde a adultos mayores que en su oportunidad rechazaron la vacuna.
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