Tijuana.— Cuando Alina escuchó al Quinto Tribunal Superior de Justicia ordenar su libertad, un silencio llenó la sala.

Su mirada se clavó en la nada. Pasaron algunos segundos y, mientras un par de lágrimas se asomaban, abrazó a su abogado y luego a Socorro, su madre: “Sí existe la justicia, mamá”, le dijo, mientras ninguna se soltaba.

Alina estaba en la prisión de La Mesa, en Tijuana, desde diciembre de 2019, el día en que disparó contra su entonces pareja, Luis Rodrigo Juárez Arellanes, policía municipal y subjefe de área en la corporación. Lo hizo durante una pelea en la que él le había estrellado la cabeza, golpeado a puño cerrado y ahorcado con una técnica policial, una llave “mataleón”.

“Me liberaron a mí, pero estamos libres todas”, dijo Alina a EL UNIVERSAL en videollamada.

Afuera la esperaban su madre y otros familiares. También llegaron miembros de colectivos que insistían en que “¡justicia para una es justicia para todas!”.

“Como activista y mujer tijuanense, considero que la revocación en la sentencia de Alina representa un triunfo para los colectivos y mujeres autoconvocadas que nunca perdimos la esperanza en su caso, pero, sobre todo, para mitigar los estragos milenarios que ha dejado en nosotras la justicia patriarcal. Hoy se siembra una pequeña esperanza”, aseguró una integrante del colectivo Voces Feministas UABC.

La lucha de su madre

Antes de llegar a esta alegría, Socorro derramó muchas lágrimas por la ausencia de su hija.

Ella alzó la voz para exigir justicia para su hija. Durante años resistió las críticas y el hostigamiento, incluso de algunos policías, quienes defendían el pacto patriarcal.

Las primeras veces que Socorro habló en público la voz le temblaba y se le entrecortaba, pero, como ella misma dice, fue el abrazo de las mujeres a su alrededor lo que la sostuvo cuando participaba en las marchas del 8 de marzo con la fotografía de su hija, en las protestas en juzgados y durante su ingreso a la Facultad de Derecho y a un diplomado en perspectiva de género.

“Es el miedo y el amor, eso es lo que muchas veces nos motiva… el miedo a perder lo que más queremos en medio de las injusticias y el amor que sentimos, que nos hace capaz de hacer lo que nunca pensamos que podíamos. Hoy me regresaron la fe”, aseguró Socorro con una sonrisa imborrable desde que sabe que su hija es libre.

La revocación

Fue en la audiencia de apelación, celebrada ayer, donde las magistradas Sonia Mireya Beltrán Almada, Miriam Niebla Arámbulo y el magistrado Gustavo Medina Contreras revocaron la sentencia del juez Daniel Aguilar Patiño, que condenaba a Alina Narciso Tehuaxtle a 45 años en prisión por homicidio calificado con ventaja, además de pagar casi medio millón de pesos como reparación del daño.

Ordenaron su libertad inmediata al considerar que su caso no se juzgó con perspectiva de género.

También pidieron que se abra un procedimiento administrativo contra Aguilar Patiño, quien recibirá capacitación en perspectiva de género y mientras no sea capacitado no podrá juzgar casos relacionados con estos temas.

Reparación del daño

El abogado Alejandro Coronado, defensor de Alina, dijo a EL UNIVERSAL que ahora buscarán obtener una reparación del daño para ella y su familia por las omisiones de los agentes del Ministerio Público que estuvieron al frente del caso.

“No sólo no lograron probar su hipótesis, sino que revictimizaron a Alina con el sesgo que mantuvieron durante las audiencias. Aun con la evidencia de las lesiones y la violencia, decidieron proceder con dolo. No es sólo que el juez no juzgó, es que tampoco se procuró la justicia”, explicó.

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