Oaxaca de Juárez.— “Me están negando el derecho a la impugnación”, sostiene la saxofonista María Elena Ríos Ortiz, sobreviviente de tentativa de feminicidio y quien reprueba la decisión de un juez de Oaxaca de excarcelar a Juan Vera Carrizal, el presunto autor intelectual del ataque con ácido que sufrió el 9 de septiembre de 2019, para que continúe el proceso en su contra en prisión domiciliaria.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, la joven mixteca admite tener temor de lo que suceda más adelante en el proceso que enfrenta, pues sabe que harán imposible su camino a la justicia.
Tras la resolución del juez Teódulo Pacheco Pacheco, lo que sigue en el caso para María Elena es interponer un recurso de impugnación, que tendrá que resolver una sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca (TSJO).
Luego de la audiencia en la que se decidió que Vera Carrizal deje el Centro Penitenciario Varonil de Tanivet, el juez debe emitir la resolución por escrito, y tras ello, el equipo jurídico que acompaña a la saxofonista podrá solicitar la impugnación.
María Elena explica que el cambio de medida cautelar a prisión domiciliaria, con la que el exdiputado priista podría salir de prisión, fue dictada el 21 de enero y hasta ayer el juez no había emitido la resolución por escrito. Una vez que lo emita, la joven tendrá 72 horas para impugnar; su equipo legal ha emitido cuatro peticiones por escrito para la resolución, sin respuesta.
“Me están negando el derecho a la impugnación. Y cuando toque resolver a las salas, habrá que poner atención en qué magistrados son, porque yo veo qué línea traen [para liberar a Vera Carrizal]. Escucho al presidente del Tribunal y las incoherencias que dice y me hace pensar que esa es la situación”, apunta.
Señala que el juez Teódulo Pacheco resolvió que el imputado continúe el proceso en su domicilio, a pesar de que las pruebas eran débiles e insuficientes.
Entre las irregularidades, por ejemplo, destaca que el amparo que promovió la defensa de Vera Carrizal para que éste continuara el proceso en su domicilio fue presentado desde noviembre pasado; no obstante, fue hasta media hora antes de la audiencia celebrada el 16 de enero, que se le proporcionó a su equipo jurídico acceso a los elementos de pruebas por parte de la defensa.
“Lo que sucedió no tenía que suceder, porque en la audiencia les despedazaron las pruebas”, sostiene la joven, quien está convencida de que es posible darle revés a la medida.
María Elena narra que el alegato para lograr la prisión domiciliaria de Vera Carrizal comenzó con el argumento de que está enfermo. Entre las pruebas, recuerda, se exhibió un documento firmado por la sicóloga del penal de Tanivet, donde el diagnóstico precisa que el hombre “está muy triste”.
En el documento, además, el vigilante del penal certifica que el imputado ha mostrado buena conducta, pero que necesita “su apoyo familiar y reincorporarse a sus raíces”; sin embargo, el mismo escrito se contradice, pues asegura que el detenido manifiesta conductas y ataques de neurosis. Entre los motivos también se enlista “la necesidad de un reencuentro espiritual”.
María Elena destaca que la defensa mostró análisis de que Vera padece altos niveles de colesterol e incontinencia, así como síndrome parkinsoniano, es decir, algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson.
No obstante, en la audiencia, una criminóloga y médicos aseveraron que sus síntomas son normales para sus 59 años. Mientras que para probar el síndrome parkinsoniano se necesita del diagnóstico de un médico internista, mismo que no fue. El médico dijo que esa enfermedad degenerativa no tiene cura y no está relacionada con la reclusión.
En tanto, una sicóloga desechó el diagnóstico al considerarlo carente de metodología y calificarlo como una opinión personal.
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Una de las principales preocupaciones de María Elena es el evidente riesgo de fuga de Vera Carrizal, sobre todo si se toma en cuenta que desde septiembre de 2019 su hijo, Juan Antonio Vera Hernández, también implicado en el ataque contra ella, sigue prófugo. El miedo, explica, es ante el “riesgo inminente” en el que quedan ella, junto con su familia, e incluso, sus abogadas. Precisa que para que un domicilio “sirva” de prisión preventiva, éste debe ser propiedad del imputado; sin embargo, en la audiencia no se presentaron escrituras de la casa a nombre de Vera Carrizal, sino un recibo de luz a nombre de una de sus hijas.
El domicilio propuesto se localiza en San Jacinto Amilpas, municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca.
María Elena asegura que su temor ha sido respaldado por diversas autoridades, pues tras una inspección que realizó la Agencia Estatal de Investigaciones, se determinó que el domicilio no cumple con las características necesarias para ello, pues las ventanas no están soldadas y hay balcones sin ventanales.
Hasta anoche, Juan Antonio Vera Carrizal permanecía recluido en el penal de Tanivet, confirmó el gobierno de Oaxaca.
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