Chilpancingo.- Guerrero es feminicida aunque sus autoridades intenten negarlo. Es un lugar violento para ellas: las asesinan , las desaparecen, las torturan, las golpean, las venden para matrimonios forzados.
Este es el último feminicidio: la tarde del miércoles 27 de abril murió en el hospital del Issste de Acapulco Delfina, una joven de 25.
Delfina ingresó al hospital a las 6 de la mañana con heridas de arma blanca, con marcas de haber tenido las manos amarradas y señas de violencia sexual. Dos horas después murió.
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Delfina es la última pero no la única. De enero a finales de abril se han registrado 33 mujeres asesinadas y otras 22 desaparecidas, de éstas, 17 son menores de edad.
La violencia contra las mujeres está extendida en todo Guerrero; estos 35 asesinatos se registraron en 22 de los 81 municipios; incluido siete de los nueve donde la Secretaría de Gobernación (Segob) declaró en 2017 la primera Alerta de Violencia de Género (AVG) por violencia feminicida.
La segunda AVG se declaró en 2020 por agravio comparado por la resistencia de garantizar servicios de salud de calidad a las mujeres, en específico la interrupción del embarazo.
Acapulco e Iguala son los municipios donde más mujeres han sido asesinadas. Del total de homicidios, la Fiscalía General del Estado (FGE) sólo tipificó a dos como feminicidios, los ocurridos en los municipios de San Luis Acatlán y José Joaquín Herrera.
Los últimos días han sido letales para las mujeres. El 13 de abril fue hallada muerta Frida Alondra , una adolescente afromexicana en los límites de Guerrero y Oaxaca.
Frida Alondra estuvo desaparecida tres días; la última vez la vieron en la fiesta del pueblo de San Juan Bautista Lo Soto en Oaxaca, tras salir de su pueblo Cuajinicuilapa, en la Costa Chica de Guerrero.
Ese mismo día, fue hallada en un camino rural una mujer en una colonia de la periferia de Iguala. También ese 13 de abril, fue abandonada Adelina de la Cruz Nava sobre la carretera federal Iguala-Chilpancingo, golpeada y con un balazo en la cabeza.
Adelina sobrevivió una semana, estuvo en coma hasta que murió en un hospital en Acapulco.
Apenas, el fin de semana, fueron asesinadas dos mujeres en la Montaña. Delfina, una adolescente de 17 años, fue asesinada por la espalda en el patio de su casa en la comunidad La Barca, en Cochoapa El Grande.
Eran casi las 9 de la noche del 22 de abril, un hombre con sigilo entró a su casa y cuando Delfina platicaba con su padre, le disparó. La adolescente murió casi de inmediato y el hombre huyó aprovechando la oscuridad.
Estos son los nombres que se pudieron identificar durante estos primeros cuatro meses del 2022: Angélica, Abigail, Guadalupe, Janell, Delfina, Francisca, Sayda, Libella, Alicia, Rubí, Delfina, Medy, Agustina, Frida Alondra, Adelina, Celia, Delfina, Delfina otra vez y Rocío.
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¿Por qué matan a las mujeres en Guerrero?
Neil Arias Vitinio es abogada del Centro de Defensa de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan. Ha seguido de cerca la violencia que sufren las mujeres en esta región: feminicidios, desapariciones, agresiones, matrimonios forzados y violencia doméstica.
Arias Vitinio es directa: los asesinatos contra las mujeres persisten porque persiste la impunidad y a un problema estructural en las dependencias que prevén y combaten la violencia de género pero también las que procuran y administran la justicia.
La abogada expone como en la región de la Montaña es muy complicado que una mujer que sufrió algún tipo de violencia acceda a la justicia.
“No se investigan los crímenes, los Ministerios Públicos inician las carpetas pero no las procesan, las archivan. Hay MP que sólo dilatan las investigaciones, hay casos que para un resultado de laboratorio tardaron seis meses para tenerlo, no hay policías que busquen pruebas, eso se lo dejan a los familiares de las víctimas”, denuncia la abogada.
Ejemplifica con cifras. Arias Vitinio explica que en Tlachinollan han documentado desde 2014 hasta 2021 cien asesinatos con presunción de feminicidio en la Montaña.
Detalla que de esos cien asesinatos sólo hay seis hombres detenidos de los cuales sólo dos han sido sentenciados por el delito de feminicidio.
“Hay un gran problema que de los pocos casos que se investigan no se hacen con perspectiva de género”, lamenta.
Arias Vitinio es contundente: “se mata a las mujeres porque la impunidad es inmensa, porque el que mata no tiene consecuencias”.
Resistencia por tipificar feminicidios
En junio del 2017, la Segob declaró la primera Alerta de Género en Guerrero por violencia feminicida. Pero nada la ha detenido.
De acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública desde 2017 al 2021 en Guerrero fueron asesinadas 984 mujeres, casi 200 por año en promedio.
De estos 984, 102 fueron tipificados como feminicidios, apenas un 11 por ciento de los asesinatos.
La Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia las Mujeres (Agcvm) fue la principal promotora de la primera AVG. Desde que se declaró también realiza un monitoreo de las violencias que sufren las mujeres en Guerrero, particularmente de los asesinatos.
En este monitoreo, la Agcvm contabiliza los homicidios dolosos que tengan una presunción de feminicidios, es decir, que los crímenes tengan por lo menos una de las siete razones de género que dicta el Código Penal Federal para clasificarlos como feminicidios.
Con estos criterios las cifras cambian, la Agcvm del 2018 al 2021 ha contabilizado 670 homicidios dolosos con presunción de feminicidios. La cifra desglosada: en 2018, 171; en 2019, 196; en 2020, 165 y en 2021, 138.
Estos 670 asesinatos tuvieron alguna de las razones de género para que fueran tipificados como feminicidios, sobre todo, porque la mayoría fueron exhibidas, se usó fuerza extrema o uno de los implicados fue la pareja o ex pareja sentimental.
Cuidan su imagen, pero no la vida de las mujeres
Marina Reyna Aguilar es la coordinadora de la Asociación Guerrerense contra la Violencia hacia las Mujeres y la principal promotora de la primera AVG.
A Reyna Aguilar algo no le cuadra. Si hay protocolos para definir qué asesinatos contra mujeres son feminicidios por qué no se tipifican y, menos, se investigan con ese criterio.
“Es raro que por ejemplo en este año sólo se hayan tipificado dos casos, cuando hay más que tienen por lo menos una razón de género para ser feminicidios. Algo anda mal, no sé si no quieren aplicar los protocolos o no se los saben”, explica.
Un ejemplo inmediato es el caso de Adelina de la Cruz, cuyo cuerpo fue expuesto, al dejarlo abandonado a la vista de todos sobre la carretera federal Chilpancingo-Iguala. O el de Janell Milán que su cadáver fue dejado sobre la carretera Taxco-Cuernavaca con señas de golpes. El más reciente, el de Celia Mendoza, de 40 años de edad, que fue asesinada el 22 de abril en Tlapa, por hombres armados que entraron en su casa y le dispararon. A uno de los agresores, lo identificaron como su expareja.
“Resulta que cada vez las autoridades presumen que los feminicidios van disminuyendo, eso es falso, eso es una manipulación de los datos. ¿Por qué no los tipifican? La fiscalía no debe estar más preocupada por cuidar la imagen del estado, se trata de cuidar la vida de las mujeres”, explica.
Para Reyna Aguilar lo más grave es que, pese a la emergencia que se vive, el Estado siga sin tener políticas públicas sólidas para prevenir, combatir, erradicar y castigar las violencias que sufren las mujeres.
Un reflejo es que ni el anterior gobierno, el del priista Héctor Astudillo Flores y ni el actual, el de la morenista, Evelyn Salgado Pineda, no han cumplido con la atención a la AVG por la violencia feminicida, que en estos cinco años sólo ha avanzado en un 35 por ciento.