León.— Adultos mayores, bebés, niños y niñas han sido ejecutados en ataques directos del contra familias completas en el estado de Guanajuato; crímenes con los que buscan atemorizar a los grupos contrarios.

“Lo que hace un cártel es que no sólo asesina al narcomenudista, al sicario o al halcón de una estructura rival, sino también a sus familias con el fin de provocar pánico para que se dispersen, se vayan, que ya no operen”, describió David Saucedo, experto y consultor en seguridad pública.

El mensaje del narco es: “A sabiendas de que si siguen colaborando con un no sólo van a pagar ellos las consecuencias, sino también sus familias”, explicó.

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De enero a julio de 2024 se han registrado cuatro masacres de familias que dejaron 20 personas fallecidas y dos lesionadas.

Dos hechos fueron en León, uno en Villagrán y otro en Yuriria, en los límites de Guanajuato con Michoacán.

Tres de las víctimas eran menores de edad, el más pequeño tenía solamente tres meses.

Guerra entre cárteles

La principal razón de las masacres en el estado es que son muchos cárteles disputándose el control de un territorio que no es extenso, señaló Saucedo.

Dijo que lo que explica este tipo de ataques contra familias completas es que las redes de narcomenudeo se combaten mutuamente.

“No son balaceras entre sicarios como en Tamaulipas, donde se encuentran camionetas de grupos rivales y se da la confrontación. Se trata de intervenciones de los grupos criminales en colonias, viviendas, zonas rurales, en donde entran; en ocasiones un integrante varón logra evadirse, pero atacan directamente a la familia”, indicó Saucedo.

En esta entidad hay distintos conflictos con distintos protagonistas, de modo que hay brotes de violencia que están en función del desplazamiento de las fuerzas de los cárteles que tratan de expandirse y de conseguir territorios de manera global.

“Esa es la principal razón por la cual hay tantas masacres en el estado, y sigue siendo el primer lugar en asesinatos de policías, de menores de edad, el primer lugar en homicidio doloso. Es la principal razón, son muchos cárteles disputándose el control de un territorio”, concretó el experto.

Explicó que los distintos grupos que disputan la plaza son la Unión de León contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la ciudad de León; el Cártel de Sinaloa contra el CJNG en la zona Laja-Bajío; el Cártel de Sinaloa, apuntalando al Cártel de Santa Rosa en algunas zonas. En Celaya también hay presencia de exmilitares colombianos respaldando al Cártel Santa Rosa de Lima.

Explicó que la agresión surge del ataque a la actividad de narcomenudeo de las estructuras rivales porque en la base de la pirámide del narcotráfico está el narcomenudista, y la base de ingreso para toda la estructura criminal es la comercialización de la droga.

Los cárteles conocen esta circunstancia y lo que hacen es erosionar las estructuras rivales para mermar sus ingresos.

Asimismo, las masacres ocurren con el objeto de calentar la plaza, de generar hechos de alto impacto y provocar que las fuerzas estatales y federales lleguen a una zona, se apoderen de la misma y así obstaculicen la actividad criminal del cártel que opera en ese punto.

“Esto es un cálculo económico financiero pero que tiene una expresión en la pérdida de vidas humanas”, aseveró el consultor.

Lamentablemente, dijo, hay comunidades urbanas marginadas y rurales en donde son familias completas las que están vinculadas con la actividad delictiva. Sin embargo, en muchos casos, son asesinadas personas de la tercera edad, incluso bebés sin ningún tipo de actividad o antecedente criminal.

El experto señaló que hay cárteles con raíces en un lugar y una base de apoyo comunitaria. Puso como ejemplo la estructura del Cártel de Santa Rosa de Lima, fundado por José Antonio Yépez, El Marro, donde el padre, los hermanos, el hijo y sus parejas estaban involucrados en la actividad criminal.

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Masacres familiares

La Fiscalía General del Estado (FGE) limita la información de los eventos criminales de alto impacto, el avance de la investigación y la posible identificación de los responsables de homicidios múltiples.

En la primera masacre del año, la noche del 6 de enero, criminales abatieron a tiros a cuatro personas de la familia Cruz en su casa, en la colonia San Marcos, en León; ahí murieron Rosalba, Miriam, Ismael y Jorge Ismael de 32, 22, 18 y 60 años, e hirieron a una joven embarazada. De este hecho no hubo detenidos y la posición de la fiscalía no trascendió.

El 9 de junio pasado, en un hecho que tuvo repercusión nacional, hombres armados mataron a seis miembros de la misma familia: dos menores de tres meses y cuatro mujeres, entre ellas la madre, la suegra y la abuela de las víctimas. Todas estaban en el interior de una vecindad de la colonia Industrial de León, a la que previamente entraron cinco elementos de la Guardia Nacional. Tres presuntos coautores del homicidio múltiple se encuentran procesados en prisión preventiva, y otros siguen prófugos.

En Villagrán, el 29 de junio, cuatro integrantes de una familia fueron emboscados y asesinados dentro de una camioneta en la colonia Revolución; una adolescente quedó herida. El curso de la indagatoria está en reserva por la FGE.

El hecho más reciente fue en Yuriria. El 16 de julio fue ejecutado un matrimonio de adultos mayores, su nieto menor de edad y tres hombres que eran parientes entre sí en una finca en construcción de la colonia La Aldea.

Los hombres trabajaban como albañiles en el sitio donde los asesinaron. Los fallecidos fueron identificados como Herminio y Gustavo Nava Calderón, el hijo de éste Gustavo Nava Castro; María Elena Gómez Medrano, a su esposo Martín Murillo Gómez, de 54 años, y su nieto Christopher de 13 años, quien trabajaba como chalán de su abuelo.

A más de 48 horas del multihomicidio, la única acción pública de la autoridad investigadora fue la recopilación de indicios y levantamiento de los cadáveres para la necropsia, identificación legal y entrega a sus deudos.

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Despiden a las víctimas

Este jueves se realizaron los servicios fúnebres de las víctimas. Gabriela Murillo Gómez lloró en torno a los ataúdes de su madre, de su padre y de su hijo. Decenas de vecinos acudieron al velorio, en su domicilio, para darle consuelo.

“Doña Elena era una mujer muy trabajadora, siempre en la venta de alimentos por temporadas, de elotes, cacahuates, garbanza”, comentaron en el cortejo.

La alcaldesa de Yuriria, María de los Ángeles López Bedolla, expresó la conmoción por la tragedia de la que, dijo, presuntamente no hubo testigos.

También ofreció el apoyo del personal de sicología de Seguridad Pública para la mujer.

La tarde del miércoles, 500 elementos del Ejército y Guardia Nacional llegaron en caravana a reforzar la seguridad del municipio en la zona urbana y rural, así como vías que conectan con Michoacán.

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