Tecún Umán.— “Decidí viajar en la caravana para que mi hija no muera en Honduras”, platica Carlos Obeth Hernández, mientras mira a Ashli, su pequeña de cinco años, quien padece de insuficiencia renal crónica terminal. Por la falta de trabajo en su tierra, para la familia es imposible costear el tratamiento de la menor.
Acompañado además de su esposa, Deysi Lorenza Salazar, el hondureño cuenta que los tres salieron en la caravana de San Pedro Sula, Honduras, el pasado miércoles. Más que sueño americano, ellos van con el estandarte la esperanza, para que su hija reciba ayuda médica.
En las inmediaciones del Puente Internacional Rodolfo Robles, que une a Guatemala con México, las familias esperan la llegada del resto de los integrantes para intentar ingresar a territorio mexicano. Ahí, Carlos Obeth relata que hace un año a su hija le diagnosticaron insuficiencia renal crónica terminal y es necesario dializarla. No obstante, debido a la falta de trabajo y apoyo del gobierno de su país, se vio obligado a emigrar.
—Estuve obligado a dejar mi país. Es mucha la desesperación por la falta de trabajo para costear los gastos médicos de mi hija, son casi 12 mil lempiras [9 mil 100 pesos mexicanos] al mes (…) Hoy toca dializarla y ahora estoy aquí, buscando ayuda para que mi niña no se muera.
En este poblado fronterizo con México hay un gran número de migrantes de la caravana, que han llegado desde la madrugada del viernes y pretenden ingresar a México este sábado por la mañana.
Abajo del puente internacional se escribe otra historia: la de Jehovay, quien está sentado junto a casi un centenar de migrantes, quienes se bañan y lavan ropa en las aguas del río Suchiate.
El joven de 32 años relata que huyó de Honduras por la falta de empleo, inseguridad y amenazas de muerte de parte de un coronel.
—Fue el 29 de julio del 2018 cuando un coronel del ejército, quien conducía en estado de ebriedad, mató a mi esposa. Me quedé con dos niños de nueve y dos años, ahora los tuve que deja con mi hermana y huir para salvar mi vida.
En su relato, Jehovay culpa al gobierno del presidente Juan Orlando Hernández de provocar la masiva migración, debido a que su gobierno no pone un alto a la inseguridad ni se ocupa en generar empleos.
—Si hubiera trabajo y paz no tendríamos por qué salir de nuestro país, nadie quiere dejar a su familia. Yo dejé a mis hijas de 11 y ocho años, fue doloroso pero no tengo alternativa —coincide Juan, un exagente de la Policía Nacional.