Juchitán.— Por los sismos de 2017, 2020 y el huracán Agatha, la entidad oaxaqueña tiene más de mil escuelas afectadas, con daños totales o parciales, en las regiones de la Costa, Sierra Sur, Norte, Valles Centrales e Istmo; no obstante, a cuatro meses de que concluya la administración estatal actual, no hay fuentes de financiamiento para su reconstrucción.
Según estimaciones del director del Instituto Oaxaqueño Constructor de Infraestructura Física Educativa (Iocifed), Adolfo Maldonado Fuentes, para reconstruir los planteles escolares dañados por sismos y el huracán que golpeó a Oaxaca a finales de mayo pasado, en su mayoría del nivel básico, se requieren unos mil 200 millones de pesos.
“La pandemia de Covid-19, que nos alejó a docentes y alumnos de las escuelas, ocultó los retrasos en la reconstrucción y también escondió la irresponsabilidad de las autoridades encargadas de vigilar la aplicación correcta de los recursos, que facilitaron que las constructoras dejaran abandonadas las obras”, acusa el vocero.
Cuando aún quedaban sin reconstruir 87 escuelas dañadas en el Istmo por el terremoto del 7 de septiembre de 2017, un nuevo sismo sacudió a Oaxaca el 23 de junio de 2020, que afectó a 507 planteles escolares de cinco regiones. Con la desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), a fines de ese año, se quedaron sin dinero para la reconstrucción.
El terremoto de intensidad 7.4 del 23 de junio de 2020 dañó 172 planteles de la Costa; 145, de la Sierra Sur; 128, de Valles Centrales; 48, del Istmo y 14, de la Sierra Norte; 507 planteles de educación básica en su mayoría, que podrían acceder en 2023 a los recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales y Perturbadores, creado por los diputados con recursos de aseguradoras, informó el Iocifed.
El mismo esquema podría darse para atender la reconstrucción de los 580 planteles que no ingresaron a la declaratoria de desastre tras el sismo del 7 de septiembre de 2017, pues según la denuncia de Wilbert Santiago, la mayoría de ellos registraron daños el 23 de septiembre en un temblor que no fue considerado como evento sísmico, sino réplica.
Las escuelas afectadas por el huracán Agatha, que golpeó a las regiones Costa y Sierra Sur a finales de mayo pasado, serán reconstruidas mediante el programa La Escuela es Nuestra, que asigna recursos a los comités de padres de familia para que procedan a la reconstrucción.
“Después del terremoto, en 2018, nos visitaron funcionarios de la Sedatu, luego del Inifed. Unos meses después llegaron los del Iocifed; no tardaron en llegar unas personas que dijeron que eran del Fonden. Atrás de ellos se presentaron del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR); todos ofrecieron apoyos hasta el año pasado, lamentablemente, ninguno de ellos puso un clavo”, denuncia el director.
En las últimas semanas, profesores y padres de familia del municipio juchiteco se han manifestado para exigir la reconstrucción de 57 planteles educativos afectados por el terremoto del 7 de septiembre de 2017, que tuvieron como fuente de financiamiento el Programa Nacional de Reconstrucción, el Fonden y las aseguradoras, pero que aun así las empresas constructoras abandonaron los trabajos.
Como Sección 22, señala Wilbert Santiago, “estamos acompañando a nuestros compañeros docentes y a los padres de familia en sus reclamos, las autoridades les han dicho que van a reactivar el proceso de reconstrucción. El problema será si la SEP insiste en el regreso a clases presenciales para el inicio del ciclo escolar.
“Muchas escuelas de la entidad dañadas por los sismos, el huracán Agatha y el abandono oficial no están en condiciones para que se garantice el regreso a las clases presenciales de manera segura por el tema de la pandemia de Covid-19 y por el tema que tiene que ver con la reconstrucción integral que abarque la infraestructura física y la hidráulica y eléctrica”, puntualiza el vocero magisterial.
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