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Tapachula.— Congregados en una caravana, más de 5 mil migrantes iniciaron la madrugada de ayer su viaje por territorio mexicano con destino a Estados Unidos.
Al contingente de unos 2 mil centroamericanos, quienes ingresaron el fin de semana a territorio nacional por la fuerza —tras romper los candados del portón que comunica al puerto fronterizo de Ciudad Hidalgo, en la frontera con Guatemala— se unieron otros migrantes que estaban varados en esa ciudad.
El contingente, integrado por un gran número de menores, mujeres con niños en brazos y embarazadas, además de hombres y adultos mayores, inició su camino a las tres de la mañana de ayer, con el objetivo de llegar a la cabecera municipal de Huixtla para descansar.
Bajo los fuertes rayos del sol, que provocan temperaturas de 38 grados con sensación térmica de 40, los migrantes, en su mayoría provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, caminaron sobre la carretera Tapachula-Huixtla.
Cargando mochilas y un cobertor al hombro, así como a su hijo de cinco años en el cuello, caminaba Geovay, joven hondureño que junto con su esposa decidió dejar atrás la pobreza y violencia de su país para buscar mejores condiciones en EU.
A esta caravana también se unió un grupo de la comunidad LGBT, que huye de la discriminación y violencia de la que son objeto en sus países.
“Abandono mi país por la discriminación de la que somos objeto por nuestro género, somos abusados y amenazados por las pandillas y no tenemos empleo”, explicó Nancy, quien confesó que fue abusada sexualmente en dos ocasiones por pandilleros.
“Por mi género me han maltratado bastante, no me dan trabajo; quiero vivir en un país libre, donde por lo menos me traten mejor”, agregó.
Tras caminar 25 kilómetros en 10 horas, el grupo llegó a la garita migratoria de Huehuetán, la cual se encontraba custodiada por agentes de la Policía Federal. “¡Si se pudo!, ¡si se pudo!, ¡Viva México!, ¡Viva México!”, coreaba el contingente mientras cruzaba la garita migratoria ante la mirada de los agentes federales.
La caravana está custodiada por elementos de la Policía Federal, una ambulancia de Protección Civil de Chiapas y también es acompañada por dos visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).