Monterrey.— Los 10 meses de pandemia de Covid-19 han dejado en Nuevo León, además de un saldo de más de 7 mil 200 muertos, la desaparición de miles de negocios, entre ellos más de 10 mil restaurantes.
En la zona centro de Monterrey, uno de los sectores más afectados es el de los trabajadores de a pie, como los boleros, vendedores de hot dogs y taqueros que tienen sus locales en la vía pública, pues afirman que las ventas son apenas 40% de lo que eran antes de la contingencia sanitaria.
Sin embargo, la depresión económica se ve en todos lados: en las transitadas avenidas, plazas y paseos comerciales, donde las puertas o cortinas están cerradas y son un elemento constante en el paisaje urbano.
Si bien las medidas de restricción de movilidad han ocasionado pérdidas en los negocios pequeños, también ha golpeado a restaurantes con varias sucursales, pues han tenido que cerrar algunas para seguir operando, lo cual es más visible en las plazas comerciales.
Algunos de estos lugares eran tan icónicos como el Barco Regiomontano, que se hundió el pasado mes de septiembre, después de 30 años de mantenerse a flote.
Jorge Moeller Villar, presidente de la Cámara de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), asegura que su sector ha sido el más castigado por la pandemia de Covid, pues de 21 mil negocios que había hace un año, han desaparecido más de 10 mil.
El motivo es que se les obliga a cerrar los domingos y de lunes a sábado sólo pueden tener abierto hasta las ocho de la noche, con un aforo de 30%, siendo que el domingo era el mejor día de la semana para obtener buenas ganancias, además de que 80% de los ingresos los obtienen en el horario de la cena.
El empresario explica que entre 85% y 90% de los negocios que han cerrado son de microempresarios que dan empleo a 10 o 12 trabajadores “y si multiplicas 12 por 10 mil, pues tienes a 120 mil jefes o jefas de familia que ya no tienen forma de llevar a sus hijos la comida a la mesa.
“Monterrey fue un lugar atractivo para la industria restaurantera los últimos 10 años. En 2019, se abrían 2.5 nuevos restaurantes por día y ahora se están cerrando de 40 a 50 diarios”, lamenta el líder de la Canirac.
Recordó que al principio de la pandemia, los dueños de estos negocios, confiando que la contingencia pasaría pronto, mandaban a casa a los trabajadores con el pago completo o con medio sueldo, porque aún tenían recursos, pero ahora los están mandando sin salario, porque no hay liquidez.
“Además, para estos trabajadores no es fácil que consigan empleo como soldador o albañil, porque la construcción también está deprimida y no pueden irse de taxistas, porque no todos tienen carro y hay mucha competencia, por eso muchos han optado por regresar a sus lugares de origen”.
Sin embargo, en medio de la crisis, entre los restauranteros han surgido iniciativas como el repartir solidariamente comidas a todo el personal que está en la primera línea de atención a los enfermos de coronavirus, afirmó Moeller Villar.
El empresario considera que la clave para superar la contingencia es, además de cuidarnos todos siguiendo las recomendaciones que dictan las autoridades, trabajar en equipo todos los sectores.