Si como humanidad no hacemos nada para frenar la contaminación , por gases de efecto invernadero , es probable que para finales de este siglo la temperatura promedio de la Tierra suba cinco grados centígrados o más, lo que sería desastroso porque tendríamos porciones del planeta que no serían habitables por las olas de calor, y ocurrirían migraciones en cantidades enormes de población, afirmó el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina y Henríquez.
Al dictar la conferencia “Ciudadanía y Sustentabilidad”, como parte de la Cátedra Alfonso Reyes , que promueve el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) , el científico mexicano, expresó que por lo menos en 800 mil años, la temperatura del planeta se mantuvo prácticamente sin variación, en paralelo con los niveles de dióxido de carbono que vienen a ser como el termostato o regulador del clima.
Sin embargo a partir de la Revolución Industrial, debido a la quema de combustibles fósiles, la concentración del dióxido de carbono se elevó en casi 40 por ciento, mientras la temperatura promedio se ha elevado un grado centígrado en promedio, que no parece mucho, pero implica que en algunas regiones como el Polo Norte , el aumento equivale a dos o tres grados.
El Nobel agregó que por eso estamos viendo que en los últimos años en el Artico el hielo se está fundiendo totalmente en Verano, y pueden arribar a dicha zona los cruceros. En suma, dijo, este deshielo es algo que no había ocurrido en decenas o cientos de miles de años.
Algo está pasando, porque además hace varios años se han hubo ondas de calor en Europa donde murió mucha gente vulnerable, y este en 2017, hubo huracanes de gran intensidad, que es normal ocurran uno cada cien o a veces cada mil años, pese este año hemos tenido muchos, puntualizó en su conferencia ante unas 500 personas reunidas en el auditorio Luis Elizondo.
Podemos decir, si medimos los extremos de cambio climático, pues su probabilidad de ocurrencia está aumentando muy claramente en años recientes, en paralelo con ese aumento de temperatura promedio del planeta”, que ocasiona ondas de calor, inundaciones, incendios forestales, problemas muy difíciles de enfrentar y muy costosos, comentó el científico mexicano.
La intensidad de estos extremas de clima, dijo Molina destruye el mito de que el clima de que el cambio climático sería un problema que nos iba a preocupar a finales de siglo, pues ya estamos viendo impactos muy bruscos.
Señaló que también es un mito que la sociedad depende tanto de los combustibles fósiles, que no sería posible hacer un cambio hacia las energías limpias, porque se han registrado avances muy importante en la ciencia para producir energía que no genera gases de efecto invernadero.
Afirmó que esto significará un cambio gigantesco, que se implantará no de manera radical, pero sí de forma paulatina, para ir limitando los efectos extremos del cambio climático . Citó como ejemplo los avances en el uso de energía eólica y solar, que ya compiten con los combustibles fósiles.
Expuso que quizá el avance más significativo de los últimos años en esta materia, es el Acuerdo de Paris de diciembre de 2015, después de 20 años que los negociadores estuvieron peleando para ver cómo reducir las emisiones, ya que prácticamente todos los países del mundo se comprometieron a reducir de manera voluntaria las emisiones de combustibles fósiles, con financiamiento a países pobres, y revisión cada cinco años.
El Acuerdo de Paris advierte que la temperatura del planeta podría subir de dos a tres grados a finales de siglo. “Hemos estado trabajando con economistas porque lo que nos preocupa, son las probabilidades de que algo más serio pasara, si seguimos utilizando combustibles fósiles”, dijo Molina.
“El gran reto es el siguiente, si no hacemos nada, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hay una probabilidad de que la temperatura promedio del planeta suba cinco grados centígrados o más”, señaló.
Expuso que “eso sería desastroso para la humanidad, porque si el promedio subiera a cinco grados o más, eso implicaría que hubiera porciones del planeta que no serían habitables por las olas de calor, tendríamos migraciones en cantidades enormes, y el clima tendría cambios enormes, algunos inesperados, porque es poco predecible y no lineal”.
Sería altamente irresponsable no hacer nada, y dejar una probabilidad de una en cinco a que nuestros hijos y nietos vivan en ese tipo de mundo donde no tendrían acceso a una calidad de vida como la que tenemos nosotros, sería un problema a nivel existencial, puntualizó Molina.
Expresó que no está calculado ni de cerca el enorme daño que se tendría con estos cambios gigantescos en el clima, pero hay optimismo no obstante. Mencionó que el Protocolo de Montreal, que está celebrando los 30 años, planteaba dos problemas globales, el del cambio climático y el de la destrucción de la capa de ozono.
Gracias a dicho convenio suscrito en 1987 por prácticamente todos los países, se dejaron de producir los compuestos que dañaban la capa de ozono, siendo éste un ejemplo extraordinario de lo que puede hacer la sociedad.
¿Qué habría pasado sin ese protocolo?, estaríamos en una situación gravísima en la que millones de personas estarían afectadas por cáncer de piel. Ya se está recuperando la capa de ozono , porque científicamente se comprobó que era un problema provocado por la humanidad. “Por eso yo soy optimista de cómo la sociedad de todos los países del mundo puede presionar”.
Pero ahora, como ustedes saben, el presidente Donald Trump no está dispuesto en firmar el Acuerdo de París, y eso es una barbaridad gigantesca, una ignorancia supina increíble, porque la ciencia está muy bien establecida al señalar los daños que ocasiona el cambio climático.
La ciencia no nos dice qué tenemos qué hacer, sino qué pasa si sucede tal o cual cosa; pero la comunidad científica internacional sí tenemos valores, queremos el bienestar de toda la sociedad y garantizar que nuestros hijos y nietos tengan un mundo habitable, con la misma calidad de vida que tenemos nosotros si no es que mejor, por eso hay un grupo que trata de convencer a Trump, sobre la necesidad de aprobar el Acuerdo de París, concluyó el Nobel.
msl