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Durango.- Carlos Hernández Pérez y su esposa, María Isabel Láynez Briseño , tenían muchos planes. Planearon la llegada de su hijo, Carlos. Planeaban que el pasado 17 de diciembre bautizarían a su primogénito. Planeaban la fiesta. Planeaban cómo construir su casa y cómo sería la cocina. Planearon hasta qué días buscarían embarazarse para que Carlitos naciera en los días que deseaban. Desafortunadamente sus planes coincidieron con las fechas en las que, no se sabe todavía cómo, un hongo infectó a María Isabel durante la cesárea. Ella murió tres meses después.
Fue el 22 de agosto cuando, sin ninguna complicación, María Isabel, de 27 años, dio a luz a Carlos en el hospital Santé de Durango, uno de cuatro hospitales privados que han sido clausurados y a los que se les señala de procedimientos antihigiénicos que han derivado en la infección de 75 personas de meningitis micótica y 29 fallecimientos, entre ellos María Isabel.
Carlos y María Isabel tenían tres años de relación, dos de casados. María Isabel era enfermera y había trabajado un año atrás en el Santé . “Ella canalizaba los bebés. Estaba muy metida en su trabajo, le encantaba su trabajo”, relata su ahora viudo.
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Carlos recuerda que su esposa comenzó con dolores de cabeza a la semana de haber dado a luz y de inmediato visitaron neurólogos y neurocirujanos. “Pensábamos que era por la lactancia”, recuerda Carlos desde la sala de su casa, donde hay una enorme fotografía de su esposa y una veladora prendida.
El 31 de octubre María Isabel no aguantó el dolor y pidió que la llevaran al hospital. Fue hasta entonces que un neurocirujano les dijo que podría tratarse de meningitis y pidió internarla.
María Isabel fue trasladada al hospital 450. Por momentos parecía que avanzaba, pero después recaía. Los últimos días su frecuencia cardiaca era muy baja y solo la mantenía con mucho medicamento.
Finalmente falleció el 15 de noviembre.
Carlos recuerda que en el Santé querían deslindarse de culpa y quería que firmara unos papeles para ello. Pero desde un inicio interpuso una denuncia.
Foto: Francisco Rodríguez
Hasta que pisen la cárcel
Carlos Hernández Pérez espera que localicen a los dueños de los hospitales. La fiscalía de Durango tiene siete órdenes de aprehensión contra dueños y administradores, pero a la fecha siguen en calidad de fugitivos.
Sobre las líneas de investigación, que apuntan a malos manejos y no al medicamento , duda y cree que pudieron ser las dos cosas.
“El medicamento malo, quizá, ya se lo terminaron”, sospecha. Y es que las autoridades de Durango y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) , han referido que, en las investigaciones y evaluaciones, no se ha detectado rastro del hongo en los medicamentos.
Carlos describe a su esposa fallecida como un amor, “linda, hermosa y bien educada”. Una persona alegre, gustosa de la música. “Era de limpiar y bañarse con música. Cualquier cosa estaba la música, muy alegre. Le gustaban los norteños, los huapangos. Éramos una familia muy bonita.
Por eso quiere que localicen a las personas responsables y respondan por tantas dudas y errores. “Estoy concentrado en encontrarlos”, asegura Carlos.
Afirma que no estará tranquilo hasta que sepa lo que pasó y paguen con cárcel los responsables.
Carlos dice que Dios le ha dado mucha fuerza y voluntad. Mira a su hijo y se carga de energía. Reconoce que hay ocasiones en las que amanece melancólico, con dolor, coraje, pero trata de tranquilizarse por su hijo.
Todavía recuerda, casi como si fuera ayer, las últimas palabras de su esposa cuando estaba internada. “Te amo”, le dijo él. “Te amo más”, le contestó María Isabel.
Por eso siente que su esposa sigue con él, que no lo ha abandonado, y que no lo abandonará nunca. Que siempre estará al pendiente de él y de su hijo. “Lo siento en mi corazón y pensamiento. Jamás la voy a dejar de amar”.
Foto: Francisco Rodríguez