Zacatecas.— “¡Chayo, aguanta, el magisterio se levanta!”, “Maestro secuestrado y ¿dónde está el Estado?”, “¡Porque vivo se lo llevaron, vivo lo queremos!”, “¡Ni uno más, ni uno más, esto tiene que acabar!”, fueron parte de las consignas que estremecían cuando las gritaban maestros, padres de familia y normalistas rurales para exigir la urgente liberación del Profe Chayo.
Al cumplirse cinco días de que un grupo armado privó de la libertad a José del Rosario Urrutia Aguilar, de 48 años de edad, en el municipio de Cuauhtémoc, y al seguir sin ninguna pista de su paradero, se unieron y viajaron a la capital de Zacatecas a manifestarse.
El Profe Chayo es muy querido en el pueblo, en el magisterio y en todos los lugares donde ha impartido clase; por ello, cada minuto y cada día que pasa la preocupación los invade, porque saben que también está en riesgo su salud.
“Es un atentado contra su vida desde el momento en que lo sacan de su hogar y no entendemos cómo las personas que hicieron esto tuvieron el corazón de desconectarlo de su [tanque de] oxígeno, de llevárselo. Él está convaleciente, él está en un proceso de recuperación, viene de una cirugía de pulmón y una estancia de un mes en el ISSSTE”, expresó uno de los docentes.
Aunque los maestros no saben quiénes ni por qué se lo llevaron, algunos que tomaron la voz expresaron la gran consternación que los invade y dijeron que lo que sí saben es que el grupo armado que se llevó al Profe Chayo estaba integrado por adolescentes: “Sabemos que son jóvenes, son niños, son adolescentes, son adultos jóvenes, ese es nombre del crimen organizado”.
A la movilización se sumó un grupo de los llamados “sanmarqueños”, estudiantes de la Escuela Normal Rural Gral. Matías Ramos Santos, ubicada en San Marcos, en el municipio de Loreto, debido a que el profesor es egresado de ese lugar y, ahora, una de sus hijas también estudia en esa institución.
Así, unidos y bajo una misma causa, viajaron hasta la capital para hacer retumbar sus exigencias dirigidas a las autoridades.
A lo largo de su caminar, gritaban: “Pueblo disculpa, no queremos molestar, pero este gobierno nos obliga a protestar”.
Algunos niños llevaban cartulinas pidiendo el regreso de su maestro: “En la primaria de Paso de Méndez no estamos todos, nos falta el Profe Chayo”.
Mientras los normalistas “sanmarqueños” portaban grandes lonas, una de ellas decía: “Ni con tanques ni con metralletas, ¡San Marcos no se calla!”.
Así caminaron hasta llegar a la explanada de la Plaza de Armas y en las puertas del Palacio de Gobierno colocaron la manta con la ficha de búsqueda del profesor, así como otras más que decían: “Por la liberación de el Profe Chayo y la seguridad del magisterio”.