Zacatecas.- Al grito de “¡Alerta, alerta, están matando médicos!, este lunes, un contingente de médicos pasantes de medicina de la Universidad Autónoma de Zacatecas y de la Universidad de Durango (universidades que ofertan esta carrera) realizaron una marcha pacífica en la capital en rechazo de las más de 200 plazas otorgadas a la nueva generación, mismas que se aceptarán hasta que las autoridades gubernamentales den certeza de mayores condiciones de seguridad y laborales.
La marcha partió del edificio municipal capitalino, ubicado en el bulevar Héroes de Chapultepec, hasta las instalaciones de la Secretaría de Salud de Zacatecas, ubicado en Ciudad Gobierno, para entregar el pliego petitorio a las autoridades de este sector, en cuyo trayecto emitían diferentes consignas como: “A Erick lo mataron en su centro de salud, acabaron con sus sueños, esperanza y juventud”, “El sistema no nos cuida y tampoco da la cara”, “Sí salvamos vidas, pero quien salva nuestra” y “Que venga el gobernador”.
Previamente, en entrevista con EL UNIVERSAL , Yotzin de la Rosa González, encargado nacional de la zona norte del país por la Asociación de Médicos Pasantes de Servicio Social, en la que incluye a Zacatecas, mencionó que este año para la nueva generación de pasantes son de 200 plazas, pero el colectivo representa a 650 pasantes en este año que corresponden a las dos universidades que ofertan esta carrera.
Lamentó que en medio de esta situación de violencia, la autoridad haya optado por impartir cursos de seguridad, donde les hablan cómo actuar en posibles escenarios de violencia sobre el secuestro, extorsiones y otro tipo de violencias registradas, pero como autoridades no garantizan de cómo brindar protección a todos los pasantes y más en zonas de riesgo.
Yotzin dijo que existen casos preocupantes que han vivido los pasantes, incluso, mencionó que él realizó un diagnóstico sobre la violencia en la formación médica, en donde los resultados que arrojaron esos formularios aplicados, donde se tuvo conocimiento que 1 de cada 3 estudiantes de medicina de servicio social ha recibido algún tiempo de violencia, desde agresiones sexuales, abuso de poder, discriminación, amedrentanciones y amenazas, en donde también hubo casos de extorsión como en casos que han ido por ellos en las madrugadas para obligarlos a la atención de integrantes de grupos delictivos.
Tras detectar estos hechos dijo que en las universidades se crearon comités de vigilancia, además de que hace tres semanas el diagnóstico se entregó a las dos universidades para que permitan hacer un protocolo para atender las diferentes situaciones de violencias y de grupos vulnerables.
Sin embargo, explica que ahora con los asesinatos de médicos pasantes ocurridos a nivel nacional “que no son hechos aislados, sino una constante”, ha generado mayor temor en este gremio y se pide la actuación urgente de las autoridades federales y estatales para que ya intervengan con un solución real y acorde a la situación de violencia que se vive en la entidad.
Paola Medina menciona que hay una preocupación generalizada en todos los nuevos médicos pasantes viven en constante estrés por la situación de violencia y deben desplazarse a sus plazas asignadas a comenzar su servicio social a partir del 1 de agosto.
Paola menciona que sus padres “pusieron el grito en el cielo” cuando supieron que su plaza sería en el municipio de Luis Moya, pues, aunque es un municipio no muy alejado de la capital, las condiciones de seguridad de carreteras y en comunidades son preocupantes, por ende, sus traslados diarios serían preocupantes, ya que las becas son muy bajas y no permite cubrir todos los gastos de renta y alimentación como para quedarse en los lugares.
Adalia Sánchez, de 24 años, menciona que le tocó el lugar 114, porque cuando eligió su internado estaba en el 99, al terminarlo descendió 15 lugares, porque a la hora de elegir las plazas del servicio social “se convierte en una moneda al aire”, debido a que los primeros lugares eligen las plazas urbanas o los lugares cercanos a sus lugares de origen, por ende, se van dejando la plazas más alejadas.
Su plaza que escogió le tocó en Complamar, el Hospital Rural 53, ubicado en el municipio de Río Grande, donde llevará nuevamente guardias que son desgastantes: “nos vuelven a tratar como médicos internos, hacemos trabajo de enfermeras y de otro personal, porque la cadena de jerarquía en esos lugares somos la cadena más baja”.
Su preocupación, dijo, es que tiene familiares en una comunidad de ese municipio, pero está a 50 minutos del hospital rural, donde no hay camión directo y eso la obligaría a contratar algún chofer y para ella significarían “traslados de alto riesgo”.
Con lágrimas en los ojos, dijo sentirse muy sola por la apatía de las autoridades frente a las demandas de este colectivo, así como los señalamientos de la sociedad, incluso, cierta falta de comprensión de su familia, ya que todos le comentan que debe priorizar la salud: “sé que eso es muy importante, sí, pero aquí el problema es que nadie prioriza nuestra seguridad y tranquilidad. La verdad, yo sí tengo temor de lo que me pueda pasar y a mis compañeros”.
Ambas pasantes médicas coinciden en que también en esos lugares requieren que haya médicos titulares, porque ellos necesitan guía, porque a veces los dejan solos y con toda la responsabilidad, además de reprochar que en otras carreras el servicio social se cubren 480 horas, mientras que en Medicina es un año de internado y un año de servicio social.
Lee también: Queman a otra mujer en México; Margarita murió quemada con gasolina en Morelos
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, opciones para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.
afcl