Iguala.— La jornada de lucha por la presentación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa terminó donde comenzó todo hace cinco años: en Iguala, con una marcha.
El contingente salió del Tecnológico, tomó Periférico rumbo al primer punto: Ciudad Industrial. En esta colonia, la madrugada del 27 de septiembre de 2014 el horror de la noche anterior comenzó a materializarse: ahí apareció el cuerpo del normalista Julio César Mondragón Fontes. Estaba sin rostro, con señas de tortura, golpeado.
Con ese hallazgo comenzó a dimensionarse el ataque que habían sufrido los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, por parte de policías de Iguala, Cocula y Huitzuco, junto con presuntos integrantes de la organización delictiva Guerreros Unidos.
Ahí el contingente, encabezado por los padres y madres de los 43, estudiantes de Ayotzinapa y de otras normales rurales, así como organizaciones sociales, montaron una ofrenda, rezaron y exigieron justicia para Julio César.
La marcha otra vez tomó su cauce, salió a Periférico rumbo a otro lugar que marcó esa noche: la esquina de avenida Álvarez y Periférico norte. Ahí policías asesinaron a Julio César Nava Ramírez y Daniel Solís Gallardo; hirieron a Édgar Andrés Vargas y Aldo Gutiérrez Solano, un joven que lleva cinco años en un hospital, está en coma, en estado vegetativo.
Los padres y las madres colocaron una ofrenda y también pidieron justicia por ellos. Después, marcharon de la terminal hasta el zócalo, donde realizaron un mitin.
“Yo lo ayudé a entrar”. En el contingente marchó Janette Francisco Arizola, hermana de Luis Ángel, uno de los 43 estudiantes. Desde hace cinco años no ha parado de buscar a su hermano. Dice que no lo hará hasta que lo encuentre.
Ella fue quien apoyó a su hermano para que entrara en la Normal, le pagó los gastos, lo hicieron sin que sus padres se dieran cuenta.
“La noche del 26 me avisaron, no sabía qué hacer, si decirle a mis papás o no. Pasó una semana, estuve sola, buscando, esperando. No aguanté más y les dije. Me reclamaron por no avisarles rápido”, recuerda.
Desde entonces la familia de Janette se desfiguró: su papá dejó su trabajo de chofer, dos años vivieron en la Normal. Su hermano menor, Víctor Manuel, tenía 11 años. Él sufrió las consecuencias: dejó de estudiar porque iba a las marchas.
Pasaron dos años y su mamá regresó a casa con Víctor Manuel. Su papá se quedó para seguir buscando a su hermano; sin embargo, hace dos años dejó de asistir a la Normal, pues enfermó.
“Tiene asma, es hipertenso, no puede caminar mucho porque se le va la respiración. Mi mamá la pasa mal en la casa, angustiada”, cuenta la joven.
Este viernes, Janette marchó con un nuevo ánimo: está contenta porque el lunes comenzará a trabajar como profesora y con eso, dice, podrá ayudar a sus padres y seguir con la búsqueda de Luis Ángel.