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Macuspana.— “Sí, yo soy el que entierra manatíes. Desde que inició la contingencia me he dedicado a enterrarlos cada dos días o diario”, dice Denis Muñoz, un pescador del río Bizal que ya que perdió la cuenta de los mamíferos acuáticos que han fallecido desde hace dos meses.
Aunque el pescador ha perdido la cuenta, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) asegura que son 20 los manatíes que han muerto en zonas lagunares de Tabasco. Esta cifra es duplicada por pobladores de la zona de Bitzales, pues acusan que son más de 40.
El director general de Vida Silvestre de la Profepa, Joel González, dice que aún se desconoce la razón de que en los ríos tabasqueños fluya la muerte.
“Desde el 18 de mayo a la fecha tenemos registrados 20 organismos muertos, que personal de Profepa ha ido a verificar para poder hacer el análisis, la evaluación y tener una conclusión”, indica.
De los 20 manatíes muertos que la autoridad reconoce, 17 se han ubicado en la zona de Bitzales, uno más en Boca Pantoja, otro en el municipio de Paraíso y uno en el río Grijalva, cerca de la ciudad de Villahermosa. El pasado miércoles pobladores afirmaron que murieron tres ejemplares más, pero el funcionario señala que esto no ha sido confirmado.
“De estos 20 ejemplares se han tomado muestras, desafortunadamente sólo uno se encontró en un estado fresco después de haber muerto, y eso es una condición necesaria para que sean fiables al procesarlas en el laboratorio”, refiere González Moreno.
La contingencia comenzó a principios de mayo y fueron cooperativas pesqueras las que, por miedo a una emergencia de salud, suspendieron sus actividades.
Sin respuesta. Para encontrar la causa, especialistas han recorrido los cuerpos de agua y toman muestras sanguíneas a un ejemplar capturado vivo con “signos de debilidad”, que luego fue puesto a salvo en tres brazos de agua del municipio de Centla.
A pesar de ello, ni investigadores ni autoridades han dado con la respuesta y pese a que la hipótesis de las autoridades apunta a intoxicación por hidrocarburos o agroquímicos, aún no hay nada que lo confirme.
Ante la nula respuesta, pescadores ya temen lo peor: “Estamos pidiendo que para que no se extingan se reubiquen los bichitos porque van a desaparecer”, dice el pescador que alertó la contingencia.