Comitán de Domínguez.- Las maestras Angela Álvarez Hernández y Liliana Alfonso Roblero, de 29 y 31 años de edad, que laboran en escuelas de La Trinitaria, en la frontera con Guatemala y Tila, en los límites con Tabasco, aseguran que aunque los reciban la vacuna contra el , no hay condiciones para el regreso inmediato a los planteles educativos, porque saben que en muchas comunidades los habitantes empezaron a “hacer vida normal”, aunado a que muchos padres de familia “no se cuidan” y en los plantes “no hay agua, jabón”, mucho menos gel antibacterial.

A las 9:45 horas de la mañana, tres horas después que llegaron al Instituto Tecnológico de Comitán , las profesoras habían salido de una de las cinco salas de observación donde permanecieron por 30 minutos, para saber si no presentaban alguna reacción por la vacuna contra el Covid.

Angela que atiende a 24 niños en la escuela primaria Ángel Albino Corzo, en el municipio de Tila, en la frontera con Tabasco, contó que “como todos los años”, en esta temporada el agua escasea, no solo en el plantel educativo donde labora, sino en una gran mayoría de las escuelas de zona rural, porque “no llueve esta temporada”.

Durante la pandemia, Angela que vive en Comitán no ha dejado de viajar cada mes para conocer los avances en las tareas de sus alumnos del cuarto año de primaria, un trayecto de 180 kilómetros, que para llegar debe tomar cuatro camiones, trayecto que recorre en cinco horas.

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“Debo entregarles los cuadernillos a mis alumnos y ver las tareas durante el mes, porque muchos de ellos no tienen computadora o teléfono con internet”, ya que el conflicto agrario que se vive en Tila, ha provocado la suspensión de la telefonía, luz, agua, e incluso, en algunas ocasiones ha sido cerrada la carretera por varias semanas.

Cuando Angela llegó a la entrada de la universidad para recibir la ficha, su corazón latía a prisa, por el miedo de recibir la vacuna. “Sí tuve un poco de miedo, pero fue muy rápido todo, pero después que me vacunaron, nos mantuvieron media hora en la sala de observación, donde nos dijeron que como cualquier vacuna puede haber reacciones, como elevación de la temperatura y cansancio, pero nos sugirieron ir a bañarnos y no hacer actividad física en extremo”.

Su compañera, Angela Álvarez Hernández, maestra en el jardín de niños José María Melo (nombre de un expresidente colombiano fusilado en el siglo antepasado en la frontera con Guatemala) detalló que debe viajar cada 15 días hasta la comunidad Vicente Guerrero, para calificar los trabajos de sus 17 alumnos.

La maestra agregó que reanudar las clases en próximos días “no es conveniente” porque sabe que en las comunidades la gente “no se cuida” y ha desestimado el uso de cubreboca, no respeta la sana distancia y mucho menos usa gel antibacterial, pero para llegar hasta el plantel, debe tomar un colectivo que regularmente “va al tope” de personas.

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Vacunación a maestros en Chiapas

En el Tecnológico de Comitán, una de las 13 sedes que se abrieron en Chiapas para la vacunación de maestros de escuelas públicas y particulares, un maestro llegó a aguardar turno antes de las 12 de la noche del lunes, pero tres horas después ya eran cuatro los mentores que esperaba que el personal médico les entregara las fichas para ingresar.

En el Tecnológico se entregaron unas tres mil fichas para maestros con apellidos que van de la A a C y el miércoles continuarán de la D a la H y así sucesivamente, para atender un promedio de tres mil mentores.

Para la vacunación fue necesario que unos 60 maestros y personal de intendencia del Tecnológico se presentaran al plantel, para apoyar a organizar la fila de los profesores que llegaron a vacunarse, ayudar a estacionar unos 800 vehículos y brindar información a los asistentes.

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El profesor de educación física en la Escuela Secundaria Técnica número 5 de Comitán, José Luis Arguello Domínguez, de 49 años de edad, que le tocó la ficha número 7, consideró que no hay posibilidades para regresar a clases en el presente ciclo escolar, porque muchos padres de familia, en su mayoría menores de 50 años de edad, “no han sido vacunados”.

Agregó que en el caso de su escuela, no hay escasez de agua, porque el ayuntamiento recién perforó un pozo profundo para brindar el servicio a varias colonias y entre los beneficiarios está el plantel y una preparatoria que está al lado.

Casi al medio día, el maestro José Luis insistió en que no hay condiciones para volver a las aulas, mientras cuida a la hija de unos conocidos que también llegaron a vacunarse. El sol está en su plenitud y los maestros no paran de llegar de municipios de la Selva y región Fronteriza, para conseguir una ficha.

afcl/lsm

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