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Guaymas.— Las hostilidades entre grupos criminales no dan tregua en Guaymas, donde las balaceras registradas durante la madrugada del lunes hicieron que padres de familia no mandaran a sus hijos a la escuela.
Residentes del puerto reportaron en redes sociales hasta 40 minutos de tiroteos. Además, captaron en video las ráfagas de balas de armas de grueso calibre.
En las primeras horas del día se reportaba una fuerte balacera en el sector Guaymas norte, en las proximidades del Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Germán.
De manera extraoficial se dijo que el ataque armado fue contra el Cereso, donde hace cuatro días se registró un motín, por lo que 116 reos debieron ser trasladados a otros reclusorios del estado.
Una de las acciones violentas que se registraron fue el incendio de vehículos en el fraccionamiento Arrecifes, donde se advirtió que hombres armados arrojaron ponchallantas.
De manera oficial, la Secretaría de Seguridad Pública de Sonora informó a través de su cuenta de Twitter que a las 2:48 horas de este lunes se recibió una alerta al número 911 por detonaciones de arma de fuego en la colonia Luis Donaldo Colosio, en Guaymas.
“Atienden elementos de los tres niveles de gobierno. Se reporta incendio sobre una vialidad y de un vehículo, sin que éstos se hayan propagado y fueron controlados por elementos de auxilio”, publicó la dependencia.
Los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, Policía Estatal, municipal, Marina y la Agencia Ministerial de Investigación Criminal mantenían ayer un operativo, en busca de los responsables de las agresiones.
Simulacro en escuela ante tiroteos
En este contexto de violencia, Eduardo Alcantar, maestro de la Escuela Primaria 24 de Febrero de Guaymas, realizó un simulacro de código café, el cual se activa cuando hay balaceras cerca de los planteles educativos.
“¡Abajo, pecho abajo, protéjanse!”, instruye el profesor a un grupo de niños que se tiran al piso, mientras suena una grabación de disparos de arma de fuego.
En menos de 30 segundos, los niños que se encuentran en la tienda escolar y alrededores están tirados en el suelo, mientras el maestro de quinto año vigila que todos cumplan las instrucciones. “¡Agacha la cabeza, ahí está!”, dice a un menor.
En las últimas fechas, maestros han tenido que aplicar el código café para mantener a los alumnos a salvo.
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