Mexicali.— “¿Has visto a este joven?”, pregunta Hilda a un extraño dentro de un albergue en Mexicali. Extiende el brazo y exhibe dos fotografías: una, la de un hombre dormido en una colchoneta sobre la tierra. La segunda es la de su hijo, José Antonio Tizapa Leguideño, uno de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, en septiembre de 2014.
Hilda llegó hasta la capital de Baja California, donde el sol escupe fuego por encima de los 40 grados, para buscar al normalista.
La movilización inició el lunes y termina este miércoles, con el apoyo de corporaciones de los tres niveles de gobierno y de la Comisión Nacional de Búsqueda.
La madre de José Antonio vino a Mexicali porque no hay confianza en la autoridad. Dice que le sobran motivos para dudar.
Desde que su hijo y otros 42 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos fueron interceptados por la policía local de Iguala, Guerrero, los trabajos de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) sostuvieron una verdad histórica con el hallazgo de los restos en un basurero de Cocula.
La versión finalmente fue sepultada, explica Hilda mientras deja un par de fotos de su hijo en otro albergue para migrantes que también entrega comida a personas que viven en la calle.
Las familias nunca han dejado de buscar a sus hijos en vida, a pesar de que el próximo 26 de septiembre se cumplirán seis años de su desaparición.
“Un padre nunca deja de buscar en vida, la esperanza nunca se pierde hasta que no se mire un cuerpo”, le responde a la prensa que le cuestiona su intuición, “no sé si este joven es mi hijo, se parece, si es o no es, no me quiero esperar a que alguien más me lo diga”, responde.
Después de mirar la fotografía a través de redes sociales, explica Hilda, primero tuvo que observarla y analizarla durante varios minutos: comparó los rasgos del hombre tendido en el suelo con la imagen de su hijo. No se convenció, pero tampoco descartó que pudiera ser él, había un parecido entre ambos.
Durante una reunión con otros padres de los jóvenes normalistas desaparecidos, se planteó la posibilidad de viajar para encontrar al hombre y confirmar, o descartar, que se tratara de José Antonio Tizapa Leguideño.
Luego de obtener ayuda del grupo, se pidió oficialmente la intervención de la Secretaría de Gobernación (Segob), que finalmente se apoyó de la Comisión de Búsqueda de Baja California.
Fernando Ocegueda, director de la dependencia estatal, dijo que desde el lunes y hasta el martes recorrieron al menos unos 12 o 13 sitios, entre albergues y desayunadores, también algunos centros de rehabilitación y áreas abandonadas o incluso parques, uno de ellos conocido como El Mariachi, que es el lugar donde se tomó la fotografía.
“Hay gente que lo ha visto, unos dicen que hace una semana, otros apenas hace unos días”, detalla Ocegueda, “lo importante es rastrearlo para verificar su identidad y dar tranquilidad a la familia”.
Hilda no piensa en renunciar a su esperanza. Durante los dos primeros días del operativo no se ha cansado de buscar al joven de la foto. El encargado de uno de los albergues le responde que al menos dos familias más han preguntado por él, una de Sinaloa y otra más de Chihuahua. Al final, sigue en las calles.