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estados@eluniversal.com.mx
Guadalajara.— El día que murió Tadeo, Elizabeth estaba sedada y luchando por seguir viva. Ella vio lo que le ocurrió a su hijo la noche anterior, pero supo de su muerte días después, cuando el efecto de los medicamentos disminuía y las heridas que le abrasaron 90% del cuerpo volvieron a arder.
La noche del 21 de mayo de 2018, Elizabeth de la Rosa García, de 26 años, regresaba a casa con su hijo en brazos, Tadeo, de ocho meses; habían comprado el ropón y otras cosas para alistar el bautizo del bebé, que tenían planeado para el siguiente sábado.
Pasaba de las 22:00 horas y el camión en el que viajaban se detenía para subir pasaje en el cruce de las avenidas Mariano Otero y Las Torres, en el municipio de Zapopan. Horas antes, en la llamada Zona Rosa de Guadalajara, 12 sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación intentaron asesinar al ex fiscal y entonces secretario del Trabajo de Jalisco, Luis Carlos Nájera.
Afuera de un restaurante varios sujetos dispararon contra el ex funcionario, quien escapó en una camioneta blindada dejando tras de sí una balacera entre escoltas, policías y delincuentes.
La policía logró arrestar a varios sicarios en el municipio de Tlajomulco. Según las autoridades se trataba de un cuerpo élite del cártel, lo que provocó la reacción del grupo criminal.
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Cerca de las 22:30 horas, dos sujetos armados abordaron el camión en el que iban Elizabeth y Tadeo, ordenaron a la gente que bajara, pero sin permitírselos lanzaron un par de bombas molotov dentro de la unidad.
En medio del fuego, el humo y el pánico, nadie ayudó a la madre y su bebé, cada quien luchó por su vida. Cuando lograron bajar, Tadeo y Elizabeth tenían quemaduras en todo el cuerpo.
La rabia y la impotencia de Carlos Alexis Velázquez González, de 22 años y padre del bebé, era visible y su preocupación era cómo contarle lo ocurrido a su esposa, que estaba en un hospital privado donde los médicos buscaban estabilizarla para enviarla a una clínica especializada en Texas.
Tres semanas después, Elizabeth respondía al tratamiento, los sedantes disminuyeron y la conciencia regresó: comenzaron las preguntas y los dolores que le llenaba el cuerpo.
Tras la insistencia de su madre, la noche del 8 de junio Elizabeth fue llevada al University of Texas Medical Branch Hospital, después de que el Congreso local aprobara una modificación presupuestal para que se depositaran 2 millones 160 mil dólares y se garantizara su atención.
La madre de Elizabeth la acompañó después de tramitar una visa humanitaria y estuvo con ella los 64 días del tratamiento. Sin embargo, el 11 de agosto solicitó el regreso a Guadalajara.
“A pesar de que los médicos del University of Texas Medical Branch Hospital tenían contemplado que la paciente durara entre 35 y 50 días más allá, la familia optó por continuar con el tratamiento especializado en un hospital local para contribuir positivamente en el estado emocional de Elizabeth”, informó ese día la Secretaría de Salud de Jalisco.
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La madre de Tadeo murió la tarde del 20 de agosto por una falla orgánica múltiple a consecuencia de las heridas que tenía. Ayer por la tarde el sol dio tregua en Zapopan y afuera de la funeraria donde la velaron, su madre dio una breve entrevista.
“Ella no quería que la siguieran martirizando más, por eso decidimos parar el tratamiento (…), ya no le servía ningún órgano y la infección la tenía hasta en su sangre”, dijo.
Al respecto, el gobernador aseguró que el hecho no quedará impune. Yolanda García exige que eso ocurra: “Me apoyaron con lo de la funeraria, me apoyaron con lo de Galveston, pero si no hay justicia, si no hay detenidos, es como si no hubieran hecho nada”.
Carlos Alexis prefiere no hablar por ahora. Mientras, por la noche, decenas de personas se congregaron en la Glorieta de las y los Desaparecidos para exigir justicia por Elizabeth, Tadeo y todas la víctimas de esta guerra.