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Morelia.— Lucía Yuritzi Ugalde Hernández era licenciada en Mercadotecnia, contaba con dos maestrías en el ramo y cursaba la licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Siempre fue una destacada alumna. Tenía 36 años.
Incursionó en el modelaje y fue conductora de televisión en un canal local hasta que entró a Grupo Posadas, donde hizo carrera.
En marzo pasado fue asesinada presuntamente por su esposo, un bebedor y apostador quien sigue libre, a pesar de que cuenta con una orden de aprehensión.
Josefina Hernández Pacheco, mamá de Lucía, narra que su hija conoció a David Domínguez Huerta hace ocho años en la universidad, donde empezaron su relación. Ella terminó la carrera, pero él no concluyó ni el primer año. Después de un tiempo terminaron y posteriormente retomaron la relación para casarse en 2016.
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Mientras Lucía se preparaba académicamente y trabajaba, su esposo se dedicó a apostar en los casinos, cuenta Josefina.
Los problemas escalaron entre la pareja porque Lucía era quien absorbía los gastos de ambos y hasta las deudas de David.
Después de dos años Yuritzi decidió separarse de su esposo y compró un departamento en una zona exclusiva de la ciudad de Morelia, donde vivió sola.
Él se fue a la casa de su madre, pero el hostigamiento hacia su pareja no cesaba, al grado que la acosaba y la perseguía a todos lados, platica Josefina.
Acceder fue fatal
A mediados de febrero pasado, David llamó a Lucía para que lo acompañara a festejar su cumpleaños 36. La convenció, y cuando ella llegó, él se encontraba en estado de ebriedad.
La mamá de Lucía narra que su hija le llamó al siguiente día para contarles lo que había pasado: el hombre la golpeó en repetidas ocasiones y la intentó estrangular.
Pero cuando estaba a nada de matarla, Lucía se orinó del terror, lo que hizo que David se asustara y le permitiera a escapar, platica Josefina Hernández.
A pesar de que sus familiares le insistieron en que presentara la denuncia, Lucía no lo hizo y prefirió hablar con la mamá de David, quien prometió controlarlo.
La mujer comenta que su hija era muy callada y difícilmente les platicaba el infierno por el que atravesaba, tal vez, dice, para no preocupar a su familia.
La noche del pasado 26 de marzo, la ejecutiva de Grupo Posadas salió de su trabajo a las 21 horas, como consta en las grabaciones de las cámaras de seguridad. A esa hora David compraba cervezas y carnes frías para preparar lo que sería la última cena de Lucía, como lo evidencian unos tickets de compra.
Ese miércoles fue el último en que Lucía, la menor de cuatro hermanos, tuvo comunicación con su familia. Su cuerpo fue encontrado tres días después, luego de que sus familiares presentaran la denuncia ante la Fiscalía de Personas Desaparecidas y se activaran los protocolos correspondientes.
La fiscalía no fue la que dio con el paradero de la profesionista. Uno de sus hermanos pidió al personal investigador que fueran a buscarla a su departamento. Al ingresar al domicilio, ahí estaba Lucía, pero sin vida: acostada boca arriba en su cama y con huellas de tortura.
Según los peritajes, Lucía fue asesinada por estrangulación en su recámara entre la noche del 27 y la madrugada del 28 de marzo.
El cuerpo presentaba lesiones por golpes que se clasifican como mortales, arrojó la necropsia.
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La FGE inició una carpeta de investigación en la que, de acuerdo con los datos de prueba, se apunta que Domínguez Huerta fue el asesino. Entre los elementos hay unos videos de las cámaras de vigilancia del fraccionamiento privado donde vivía Lucía.
Se recuperaron imágenes de otras cámaras de vigilancia que evidencian la huida de David en el vehículo que le robó a Lucía junto con otras pertenencias y se cuenta con huellas dactilares y otros elementos que les permitieron obtener la orden de aprehensión por feminicidio y robo de vehículo.
Después de esto, los familiares denunciaron que recibieron llamadas intimidatorias y de amenazas para que no continuaran sus acciones contra el presunto homicida.
A ocho meses del feminicidio de Lucía, sus familiares y amigos alzaron la voz para denunciar la falta de resultados en la detención de su presunto asesino.
Además, acusaron opacidad y falta de sensibilidad de la FGE con la que se ha manejado su caso.
Dijeron que si bien en su momento dieron un voto de confianza a las autoridades de la Fiscalía General del Estado, la excesiva burocracia y la nula comunicación de las autoridades encargadas del caso para con los deudos les llenan de impotencia y los obliga a exigir públicamente justicia pronta y expedita.
Anunciaron que se suman al reclamo que hoy hacen cientos de familias que viven una situación similar en nuestro país.
Empero, confiaron en que a través de la opinión pública se pueda dar respuesta a su demanda de justicia para que este crimen no quede también en la impunidad.
Señalaron, enfáticos: “Lamentablemente la impunidad se ha convertido en una constante en Michoacán y en todo México.
“Nosotros pedimos que se avance en las investigaciones, que nos permitan una entrevista con el fiscal Adrián López Solís, que nos informen qué se ha hecho y que detengan a este sujeto”, pide entre llanto la mamá de la víctima.
La fiscalía de Michoacán informó que en lo que va del año en el estado se han iniciado 159 carpetas de investigación por asesinatos de mujeres, de las cuales 12 fueron clasificadas por los jueces como feminicidios, y el resto como homicidios dolosos.