Mineral del Chico.— El color del ha cambiado en este lugar, una extensa área pasó del verde al negro. La tristeza no sólo se siente, se huele. La madera ahora es carbón, porque el bosque está muerto y su ejecutor fue tan sólo una pequeña chispa.

Han pasado ya varias semanas desde ese 24 de marzo en que poco después de las 10 de la mañana los habitantes de este lugar comenzaron a vislumbrar, primero, una pequeña columna de humo, pero que en cuestión de minutos creció y amenazó todo a su alrededor.

Mineral del Chico es uno de los lugares más emblemáticos de la , conocido por sus bosques y truchas. Ahora vive bajo la constante amenaza que significa el fuego y que en Hidalgo ha consumido ya 2 mil 281 hectáreas en 98 incendios y 20 conatos.

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Los 25 raizer que son usados para mover a los turistas a la zona boscosa apoyaron en el acarreo de agua. Foto: de Dinorath Mota
Los 25 raizer que son usados para mover a los turistas a la zona boscosa apoyaron en el acarreo de agua. Foto: de Dinorath Mota

Este pequeño municipio tuvo que unirse para salvar no sólo su bosque, sino a su pueblo. Las primeras brechas cortafuego se hicieron alrededor de la comunidad.

Las llamas comenzaron a la orilla del pueblo hacia la zona arbolada, pero un pequeño cambio de viento podía asechar a sus habitantes, lo que llevó a que estos salieran con picos y palas. La consigna era solo una, acabar con las llamas.

Lo que quedó del bosque

Roberto Hernández es un prestador de servicios, él es dueño de las cabañas y restaurante Acacia, ubicadas en el barrio La Sierra, a menos de un kilómetro de donde el fuego consumía los árboles.

Era un domingo y el pueblo se encontraba abarrotado de visitantes, en el restaurante de Roberto una pareja terminaba de desayunar al momento en que el chat de los prestadores de servicio empezaba a sonar de manera incesante.

Cuenta que fue a través de este medio que se alertó a todos los comerciantes de lo que en la parte baja del pueblo ocurría. Las llamas empezaron a subir al barrio de La Sierra en cuestión de minutos, dice que lo que era un pequeño incendio empezó a arrasar con todo a su paso.

“Lo que hicimos nosotros fue cerrar el lugar y cancelar las reservaciones. Ese día el chef se olvidó de las comidas y el contador de los números”, junto a Roberto salieron en el jeep que tiene el restaurante para ayudar a combatir el fuego.

Los primeros en enfrentar el siniestro fueron los habitantes del pueblo, hombres, mujeres y sobre todo los jóvenes, se armaron de lo que pudieron y comenzaron a atacar las llamas. Aunque en esa zona existen dos pozos de agua, la sequía los mantenía en ese momento totalmente fuera de servicio.

En las primeras horas fueron los voluntarios quienes acudieron a sofocar el fuego. Posteriormente comenzaron a llegar brigadistas del Centro de Visitantes y Protección Civil de algunos municipios.

Roberto destaca que en la población de Raiceros sus habitantes pararon sus actividades, ya que todos se organizaron, unos para combatir el fuego, otros para reunir víveres y otros más para coordinar.

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Los pobladores de Mineral del Chico se mantienen alertas y esperan que sus bosques salgan ilesos. Foto: de Dinorath Mota
Los pobladores de Mineral del Chico se mantienen alertas y esperan que sus bosques salgan ilesos. Foto: de Dinorath Mota

Con la llegada de los expertos, los vecinos fueron reunidos en brigadas. Cada uno desde su trinchera combatían el incendio, algunos abrían las brechas cortafuego, otros derribaban los árboles para evitar que el fuego los alcanzara, unos más coordinaban las entradas de las pipas de agua, todos ayudaron.

Roberto cuenta que luego de que el fuego alcanzó algunas propiedades y quemara una casa y una palapa, así como dos camionetas, uno de los habitantes de esa zona, Otilio Benítez, además de intoxicarse, entró en estado de shock.

“De repente se quedó congelado y todos empezamos a gritar que saliera de las llamas, pero no hacía nada, tuvo que entrar su hijo por él. Otilio recibió ayuda médica y así como él, fueron muchas personas quienes terminaron intoxicadas, otras más con algunas quemaduras”, comenta Roberto.

Por ello, señala que fueron los pobladores los héroes en este siniestro, quienes sin importar poner en riesgo su vida salieron por amor a su bosque. Sus esfuerzos rindieron frutos y el fuego no avanzó, pero una parte de este bosque no se pudo salvar. El panorama que antes era de árboles frondosos y verdes se convirtió en troncos negros y carbonizados, árboles mutilados.

El intenso calor que se ha registrado estos días parece recrudecerse en esta parte del bosque, no se escucha ruido de los animales, tampoco el canto de los pájaros. Todos ellos se quedaron sin casa.

En algunos grupos se comenzó a difundir la fotografía de una ardilla carbonizada abrazada a lo que fue su hogar, un árbol.

“Esto es una parte que se ha olvidado cuando ocurre este tipo de siniestros”, asevera el presidente de la organización ambientalista Sociedad Ecologista Hidalguense (Sehi), Marco Antonio Moreno Gaytán, quien refiere que al ocurrir un incendio de estas magnitudes no sólo se pierden los árboles, también la flora y la fauna.

Estos incendios cambian la estructura y composición de la vegetación. De tal manera que tan sólo con la disminución de hojarasca se impactan los ecosistemas y se da la merma de nichos para invertebrados, además de la alteración del microclima. “La pérdida de la fauna también es otra situación grave que se da, los animales mueren o tienen que huir de su hábitat”, lamenta.

Los Raizer que salieron al combate

El siniestro, dice Roberto y coinciden Alex Salinas y Esmeralda Luna, se complica por la falta de conciencia de los visitantes, por lo que se convierten en un riesgo latente para estas zonas arboladas, ya que la mayoría de estos hacen caso omiso a las recomendaciones de no realizar fogatas, arrojar colillas o dejar vidrios en estas áreas.

Roberto lamenta que, aunque en esta temporada están prohibidas las fogatas en los campamentos, en cabañas y en general en todo el bosque, algunos turistas insisten en hacerlo, por lo que incluso se comenta que este incendio fue ocasionado en una cabaña por quema de basura.

Esmeralda y Alex señalan que el día del incendio, como era domingo, había muchos visitantes, quienes bloqueaban todas las calles y no permitían el paso de los vehículos de emergencia.

“Nosotros les decíamos que se movieran, pero muchos no hacían caso, por el contrario, se enojaban y nos decían que por qué los corríamos, pero era por su seguridad”.

Los incendios, dice Esmeralda, no son desconocidos para los pobladores, muchos tienen capacitación sobre este tipo de emergencias, por lo que no dudaron en salir a combatir el fuego, lo mismo que los prestadores de servicio.

Los 25 raizer que son utilizados para mover a los turistas a la zona boscosa pararon actividades y empezaron con el acarreo de agua.

Alex es uno de los conductores de un raizer, cuenta que su casa es de las más cercanas a donde inició el fuego, por lo que luego de asegurarse de que su familia se encontraba bien y que tenían todo dispuesto para ser evacuados, salió junto con su padre a ayudar al combate.

Hubo un momento en que las llamas nos empezaron a rodear y todos tuvimos que correr. “Yo sentía el calor en la espalda, afortunadamente pude salir y al llegar a donde estaban los demás rescatistas me tuve que quitar la ropa, porque ya estaba quemada y me rociaron de agua con la pipa”, comenta Alex.

En esta ocasión no hubo pérdidas que lamentar, algunos resultaron con quemaduras, pero nadie perdió la vida. Considera que lo importante es generar una mayor conciencia en los visitantes, ya que son estos quienes en su mayoría no saben respetar el bosque.

Ese día fue la unión del pueblo la que salvó no sólo el bosque, sino también a la comunidad. La vida en este lugar continúa de manera normal, pero los árboles tienen dos enemigos, el fuego y la inconsciencia de los humanos que provocan el mayor número de este tipo de desastres

Ante ello, los pobladores de Mineral del Chico se mantienen alertas, esperan que sus bosques salgan ilesos y que el fuego no convierta sus paisajes en áreas desoladas como ocurre en el barrio de La Sierra.

Intencionales, el mayor número de incendios

Hasta el 16 de abril, la Secretaría del Medio Ambiente de esta entidad señaló que se habían registrado 98 incendios forestales y 20 conatos, la superficie total afectada es de 2 mil 281.28 hectáreas.

De este terreno afectado se informó que 397.93 corresponde a material herbáceo, mil 438 arbustivo, 132.21 a renuevo, así como 306 de material arbóreo y 30.12 de hojarasca.

Entre los municipios más afectados se encuentran Acaxochitlán con 16 incendios, Zacualtipán con nueve, Cuautepec con siete, Almoloya con seis y Singuilucan con cinco.

En el caso de Mineral del Chico se han registrado tres incendios forestales, los cuales fueron por quema de basura, en este lugar han sido afectadas casi 12 hectáreas.

También se han tenido siniestros en El Arenal, Tulancingo, Nicolás Flores, San Agustín, Mezquititlán, Metztitlán, Santiago Tulantepec, Omitlán, Agua Blanca, Juárez Hidalgo, Emiliano Zapata, Tepeapulco, Xochicoatlán, Tianguistengo, Tlanalapa y Tlanchinol.

La causas principales de los incendios son: intencional, en 23%; actividades pecuarias, 17%; desconocidas, 17%; agrícolas, 14%, y fumadores, 14%.

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