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A los difuntos se les recuerda en Navidad

En un cementerio de León, Guanajuato, familiares de gente allí enterrada adornan las tumbas con nochebuenas y motivos de la temporada

Ignacio Martínez permanece junto a la tumba de su hijo en el panteón Jardines del Tiempo, después de haber colocado un nacimiento navideño junto a la lápida. Foto: Xóchitl Álvarez. EL UNIVERSAL
23/12/2021 |02:42
Redacción
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León.— Las flores de nochebuena y adornos de temporada resaltan de entre las tumbas con mensajes de felicidad y buenos deseos: “Bienvenidos”, “Feliz Navidad” se lee en figuras de caramelo, osos de nieve, renos y Santa Claus.

“Aquí también llegó la Navidad”, dice Jesús, sepulturero del cementerio Jardines del Tiempo, ubicado en el bulevar Delta.

El trabajador dirige la mirada hacia decenas de sepulturas cubiertas de flores rojas y blancas de nochebuena, moños, angelitos y hasta arbolitos con esferas montados en las lápidas o sobre las tumbas. “La gente viene en las fechas más importantes; no se olvidan de sus muertos”, dice.

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En Jardines del Tiempo, la segunda semana de diciembre comienzan a plantar pinos o flores de temporada en las criptas; otros optan por usar productos artificiales, pero todas las personas lo hacen con entusiasmo. El 24 de diciembre llegan algunas con dulces, para rezar, cantar y convivir con sus difuntos.

Jesús dice que esas manifestaciones son una especie de regalo que hacen a sus seres queridos; “les da tranquilidad, les sirve de consuelo”, dice con su pala en descanso, después de apoyar en el entierro de un hombre.

En las losas con los nombres de las personas que aquí reposan se muestran sus fotografías y junto a ellas imágenes de Santa Claus, pingüinos, coronas de fieltro y calcomanías. Jesús y sus demás compañeros jardineros se esmeran en mantener todo el pasto como un tapete.

En el acceso al panteón cambiaron las flores de cempasúchil por productos coloridos adiamantados, en los que resaltan los colores verde, rojo, azul, blanco.

Pastorcillos y borregos

Ramona Cortez llegó al panteón con un Niño Dios en sus manos: su esposo Ignacio Martínez cargaba un portal de madera con las imágenes de José y María. “Vamos a ponerle su nacimiento a mi hijo Sebastián y mi nieto Sebastián”, dice la madre.

La pareja se acomoda junto a la tumba número 150; su nuera Mayra y dos nietos menores los alcanzaron con una caja con los Reyes Magos, pastorcillos, la vaca, el buey, nopales, puentes y borregos elaborados en barro.

Ramona comparte que es un gusto para ella celebrar esta fecha recordando a sus seres queridos. “Siguen siendo nuestra familia, aunque no estén aquí con nosotros; en nuestros corazones están, en nuestro pensamiento, en nuestra mente y nos sentimos felices recordándolos, no los olvidamos”, explica.

Dice que en lo profundo de su corazón siente que ellos donde están se alegran si los ven contentos. “Aquí los sentimos”, compartió Ignacio.

Sobre el césped instalaron el portal de madera: “El Niño Jesús” debe quedar sentadito, sus padres a los costados; los helechos a cada lado”, instruyó Ramona.

El nacimiento tiene todo: los animalitos que acudieron a ver al Niño Dios y la Estrella de Belén, expuso la madre.

“Nos sentimos felices de recordar a nuestros seres queridos y ponerles aquí su nacimiento, de nuestro padre Jesús”, expresó.

Desde diciembre de 2014, el año en el que falleció Sebastián Martínez Cortez, le han instalado un pesebre conforme a la fe católica. Esto sólo lo dejaron de hacer el año pasado, cuando se restringió el acceso al cementerio por la pandemia de Covid-19.

“Desde que era una niña —dice Ramona—, para mí la Navidad es la época más bonita del año, la más alegre”, aunque la muerte de su hijo mezcla los sentimientos de felicidad con tristeza.

Tanto ella como el señor Ignacio refieren que la festividad más importante del año se tiene que plasmar, compartirla en familia. “Unidos en el nacimiento de nuestro padre Jesús, esperando su venida, pidiendo a nuestro Dios que nos llene de sus bendiciones, que nos cuide, nos libre de tantas cosas malas que hay”.

Para el Día de Reyes regresarán al camposanto con el propósito de levantar el nacimiento que construyeron para su hijo y nieto. “Primero Dios, aquí estaremos de nuevo con ellos”, coinciden.

La fiesta de Navidad será en su hogar, en la colonia Latinoamericana. Como se acostumbra en los hogares, arrullarán al Niño Dios, harán la adoración y después la habitual cena con tamales y atole.

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