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Culiacán.- Juan Carlos “N”, de 33 años, permaneció once años en un centro de rehabilitación de Mazatlán sin poder establecer su origen, mientras que su familia, radicada en Celaya, Guanajuato, durante ese tiempo lo buscó sin resultados, hasta que este, bajo los tratamientos médicos que recibió, logró aportar datos sobre su identidad.
En un cotejo de datos y perfiles sobre r eportes de desapariciones , el titular de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Juan Carlos Saavedra Ortega, dijo que se logró identificarlo plenamente y se reportó de su hallazgo a su familia en Celaya, Guanajuato.
Francisco Lozano Torres, vicepresidente de la Asociación “Una Luz en el Camino”, detalló que Juan Carlos fue visto por primera vez hace once años en su anexo, donde se brinda comida a personas sin hogar, puesto que este se acerco a solicitar alimentos.
Al ser visto por sus continuas visitas, lo convencieron de ser internado en un centro de rehabilitación, donde pasó la mayor parte del tiempo, hasta que lograron identificarlo.
El pasado 5 de septiembre, en la ciudad de Mazatlán, la señora María de la Cruz se rencontró con su hijo, Juan Carlos, al que por once años buscó intensamente, sin lograr entender que había pasado con él.
Su caso se sumó al de Juan Carlos Sánchez Rodríguez, quien durante dos años vagó sin rumbo fijo luego de abandonar su casa en Mazatlán, en el 2009, hasta que tocó las puertas de un centro de rehabilitación en adicciones, en el municipio de Navolato, en donde permaneció siete años sin que su familia conociera su paradero.
En su narrativa, Sánchez Rodríguez detalló que por dos años, vagó sin rumbo fijo por comunidades y rancherías a lo largo de poco más de 265 kilómetros, hasta que el 14 de mayo del 2011, llegó hasta el centro de atención a las adicciones, sin saber su nombre y origen.
Su historia es similar, a la del otro Juan Carlos, quien en julio del 2018, quien después de nueve años que permaneció para su familia en calidad de desaparecido, fue hermano José de Jesús, quien lo encontró internado en centro de rehabilitación, en Navolato.
Por espacio de nueve años, su hermano mayor, José de Jesús expuso que emprendieron una intensa búsqueda, primero por los barrios más alejados de Mazatlán, de donde son originarios y luego repartieron volantes, con sus datos y fotos sin resultados.
Fue hasta inicios del mes de junio del 2018, cuando la Agencia Especializada en Desapariciones Forzadas de Personas, no Localizadas o Ausentes abrió una investigación, a petición de la familia de Juan Carlos Sánchez Rodríguez.
Con sus datos, señas particulares, se cotejo registros en el sistema penal y en los centros de rehabilitación, hasta certificar que se trataba de él.
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