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Homero Guerrero y sus hermanos se dedican a labrar el suelo mixteco desde hace más de 20 años. Cada noviembre, su cosecha está dedicada por completo a los muertos; sus tierras se visten de tonos amarillos y magentas aterciopelados que por unos cuantos días adornarán altares y sepulturas.
Aunque los campos de la Mixteca oaxaqueña no resintieron los sismos de septiembre, las lluvias posteriores mermaron las cosechas, único sustento económico de las familias. Por las pérdidas, autoridades censaron los cultivos afectados, pero hasta ahora los apoyos no han llegado.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en la Mixteca un total de 47 mil hectáreas se destinan a cultivos de flor de cempasúchil; para este año se tiene previsto que la producción alcance las 326 toneladas.
Eso dicen las cifras, pero en Silacayoápam las lluvias inundaron los cultivos que prometían grandes ramos de flores. Homero destaca que este año los huracanes y tormentas tropicales trajeron tanta agua que en dos semanas ahogaron los campos.
“Nosotros trabajamos, por lo regular, por la mañana y la madrugada, pero en este año la lluvia no dejaba trabajar. Se inundaron los cultivos y eso afectó considerablemente a la forma en la que las flores se dieron”.
Homero explica que las flores de cempasúchil son ideales para adornar tumbas y altares, pues soportan las bajas temperaturas, comunes de noviembre. Además, implican bajos costos de producción y por tanto de venta, pues un manojo llega a venderse en 50 pesos.
Esta actividad se replica en municipios como Asunción Cuyotepeji, Tezoatlán de Segura y Luna, Huajuapan de León, Mariscala de Juárez, San Agustín Atenango, San Andrés Dinicuiti y Santiago Huajolotitlán, principalmente. Con 43 toneladas, este último es el que más flores produce.