Pachuca.— La indignación no se acaba en las desaparecidas. A las asesinadas se sumó Nicole, a Mariana, a Fabiola, a Alondra. El grito retumbó en el Valle del Mezquital: “¡Las niñas no se tocan, no se violan, no se matan!”.
Era el mediodía y cientos de personas recorrían las calles de Atitalaquia, Tlaxcoapan y Tlahuelilpan en el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo.
Con un grito de rabia exigían justicia, mientras resaltaban en su caminar: “Ellas no murieron, a ellas las mataron”.
En la zona sur de Hidalgo los pobladores salieron a la calles, por sus muertas y por sus desaparecidas, en la marcha que denominaron Mujer Águila.
A pie, en motocicleta, camionetas o a caballo, los vecinos de esta región, con carteles y fotografías de mujeres, niñas y hombres que han sido asesinadas o que se encuentran sin ser localizados, como Fernando Daniel Solís, exigieron justicia.
Ante la mirada de quienes no pudieron salir a la calle, pero que se solidarizaban con ellos, con gritos de ánimo o con la entrega de agua, la marcha, la cual inició en Atitalaquia, recorrió las calles de este lugar hasta llegar a Tlahuelilpan, lugar de origen de Mariana Zavala.
A la joven Zavala se le recuerda como uno de los feminicidios que estremecieron la región. Aún no terminaban de llorar por ella y ya se llora por Nicole, la pequeña de 7 años a quien, luego de salir a jugar afuera de su domicilio en Tizayuca, se le perdió su rastro.
A los ocho días de su desaparición el hallazgo de un cuerpo cortaba las esperanzas de encontrarla con vida. Y lo que se temía resultó ser una realidad: a Nicole su agresor la había asesinado y fue necesario una prueba de ADN para identificar su cuerpo debido a las condiciones en el que fue encontrado.
El exigencia que más se escuchó en la marcha fue por usticia, y la de: “Las niñas no se tocan, no se violan, no se matan”.
El sonido de un altavoz presidía el coro de: “¡Nicole vive, vive!”, “¡Justicia para Mariana!” y “¡Fernando, esta es tu lucha!”
La marcha culminó con la inauguración de una serie de murales alusivos a la lucha feminista, a la violencia contra las mujeres y a la exigencia de justicia.
De fondo, la canción que se ha convertido en un himno que resuena fuerte: “¡Nos queremos vivas!, ¡que caiga con fuerza el feminicida!”.