Mérida, Yuc.
La instalación de parques eólicos en Yucatán para la búsqueda de energías renovables será un reto para el estado este año, pues a pesar de que hay algunos proyectos en puerta, ambientalistas advierten de los riesgos para la fauna y que no son suficientes para la energía que se requiere.
Desde 2019, prácticamente la instalación de parques eólicos en el país se encuentra en la incertidumbre, ya que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha cancelado varias licitaciones para la instauración de este tipo de industrias, lo que ha generado advertencias de denuncias a nivel internacional por la inversión millonaria que está detenida.
En el caso de Yucatán, la Secretaría de Fomento Económico consideró que solamente faltarán entre tres y cuatro proyectos más por avanzar en la instalación de parques eólicos en el estado, pero reconoció que las cantidades de energía renovable para la región son aún insuficientes.
El secretario de Fomento Económico estatal, Ernesto Herrera Novelo, informó que la apuesta a los parques eólicos está permitiendo inversiones cuantiosas, superiores a los 2 mil 500 millones de pesos, así como la perspectiva del empleo.
“En el caso de la planta de Dzilam de Bravo —con 90% de inversión china y 10% mexicana— se está trabajando con la CFE para que puedan almacenar la energía que generan y se pueda subir a la red nacional”, indicó.
Herrera Novelo detalló que a finales de agosto y en octubre estarían en funcionamiento los primeros dos parques de producción de energía limpia: el de Dzilam de Bravo, el cual ya está completamente listo, con todos los aerogeneradores armados, y el de Tizimín, que marcha bien.
El funcionario estatal reconoció que sobre otros parques eólicos hay unos que apenas se encuentran en el proceso de consulta indígena, la cual se llevará a cabo dentro de los plazos que estipula la ley, pues una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) pidió que se tome en cuenta.
Herrera Novelo señaló que esos trámites han hecho que existan algunos retrasos en otros proyectos de plantas de generación de energía, pero aseguró que se llevarán a cabo, aun cuando la CFE —dueña de las subastas— ha corrido plazos para que las empresas que desarrollan las plantas puedan cumplir con los requisitos y obligaciones que marca la ley.
“Esas empresas sí cumplirán con los requisitos, algunos de ellos que no estaban en los trámites originales y para ello han recibido dos prórrogas de seis meses, considerando el tiempo que lleva realizar las consultas a los pueblos y comunidades indígenas, así como a los ejidos”, dijo.
Análisis y opiniones de expertos advierten que los generadores eólicos perjudicarán a la flora y fauna de la zona y no resolverán el problema energético.
El investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) Édgar Ocampo Téllez explicó que el norte de Yucatán es considerado la tercera zona con más alto potencial eólico —detrás del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, y de Tamaulipas—, pero alertó que no se están contemplando los riesgos que traerá a la población y al medio ambiente.
Ocampo Téllez detalló que los aerogeneradores tienen aspas de hasta 50 metros de largo, los cuales en su punta pueden alcanzar velocidades de hasta 400 kilómetros por hora, lo que representa un peligro para las aves.
Como ejemplo, señaló que en el Istmo de Tehuantepec, el potencial de daño es de 50 mil aves por los 2 mil 500 megavatios instalados en esa zona al año. Por tal razón, no es recomendable levantar torres en lugares de anidación, migración, paso o alimentación de estos animales.
El especialista aseguró que este tipo de maquinarias trae repercusiones en la salud, sobre todo, auditiva, de las personas que viven a 500 metros a la redonda de los parques, debido al infrasonido que crean las aspas.
Indicó que los parques eólicos no resuelven el problema energético actual, pues en Europa se han presentado fallas: “No se están tomando en cuenta los costos e implicaciones en este tipo de proyectos; por ejemplo, sólo funcionan 2 mil horas de las 8 mil 760 horas del año”.
Refirió el caso de Alemania, donde hace 15 años inició la transición energética renovable e invirtieron más de 200 mil millones de dólares, pero estuvo a punto de provocar un colapso en dicho sector en 2017.
Consideró que las empresas eólicas y fotovoltaicas no son salvadoras del planeta ni del clima, aunque así parezca, pues actúan con los mismos mecanismos de las grandes petroleras.