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El gobierno del estado, en coordinación con el gobierno federal, lanzó la primera campaña de tomas de muestras genéticas dirigida a quienes buscan un familiar desaparecido, a fin de poder identificarlos, mediante pruebas de ADN, entre los cuerpos hallados en fosas comunes o que permanecen en los diversos Semefos del estado.
Durante los últimos tres años, al menos mil 374 personas han desaparecido en la entidad, según reportes del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).
En la última década, Guerrero se ha vuelto uno de los estados más violentos del país, el promedio anual de homicidios dolosos supera los 2 mil crímenes, siete por día, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
La campaña se realizará del 19 al 24 de febrero en tres ciudades: Acapulco, Chilpancingo e Iguala, donde se encuentran las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo), donde actualmente se enfrentan problemas de saturación.
Violencia desmedida. En cinco años, de 2011 a 2016, han sido i12 mil 365 personas, según cifras del SESNSP. En 2011 ocurrieron 2 mil 158 idolosos; en 2012, 2 mil 310; en 2013, 2 mil 087; en 2014, mil 514; en 2015, 2 mil 016; en 2016, 2 mil 280, y en 2017, 2 mil 582.
Muchos de estos muertos están en sus tumbas, otros en fosas clandestinas y otros más en los Semefos.
En Acapulco son cinco cámaras frigoríficas con capacidad para 150 cuerpos, pero tienen 297; en Chilpancingo son tres para 90 cuerpos, pero hay 187 de más; mientras que en Iguala, hay una para 30 y alberga a 78.
El sobrecupo se debe a tres factores: el número de muertos que llegan al día; el rezago, pues cientos de cuerpos están sin identificar desde hace más de 10 años, y la inexistencia de personal y material suficiente para atender la emergencia que se está convirtiendo tanta muerte.
Denuncian falta de atención. En Guerrero hay por lo menos cuatro grupos de familiares de desaparecidos: en Chilapa, Iguala, Chilpancingo y Acapulco, los municipios más violentos del estado. En los cuatro hay una coincidencia: la denuncia por la falta de atención e investigación por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Una de las principales quejas es la tardanza e ineficiencia en la identificación de los cuerpos. Por ejemplo, la coordinadora del Colectivo de Familiares de Desaparecidos de Chilpancingo, Guadalupe Rodríguez Narciso, denunció que en la FGE tardan hasta tres años para que les puedan hacer las confrontas genéticas con algunos de los cuerpos que están en Semefo y que sospechan que puede ser su familiar.
Guadalupe Rodríguez fue una de las familiares de desaparecidos que hicieron huelga de hambre afuera de la Secretaría de Gobernación (Segob) en la Ciudad de México para exigir atención.
Incluso en la entidad han pedido que la Procuraduría General de la República (PGR) sea la que tome los casos de desaparición por la lentitud de la fiscalía local.
En Guerrero ha sido tanta la acumulación de cuerpos sin reclamar y sin identificar que es el único estado que ha tenido que construir el Panteón Estatal Ministerial, donde hasta la fecha han depositado alrededor de 180 cuerpos, con información “identificable”.
El estado también es de las pocas demarcaciones donde los Semefos aún dependen de la Secretaría de Salud y no de la fiscalía, dependencia encargada de la identificación.