“Todas las mujeres que conozco y yo hemos vivido situaciones de violencia y de acoso en el transporte público, muchos de estos casos sucedidos en un taxi”, comenta Ana, conductora de la vochita, una iniciativa feminista que busca ayudar a las mujeres a trasladarse seguras.
Los números le dan la razón. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública 2018 (Envipe) del Inegi, en Oaxaca, los delitos cometidos en el transporte público ocupan el primer lugar en tasa de ocurrencia, con 25%; mientras que el transporte público es el cuarto lugar más inseguro, después de la vía pública, el banco y la carretera.
Estas cifras y las historias que siempre ha escuchado de amigas y conocidas motivaron a la joven a brindar el servicio de transporte durante su tiempo libre y usando su vehículo, un Volkswagen, al que apodó la vochita.
“La iniciativa nació desde una feminista, tras ver y vivir la violencia contra las mujeres”, indica.
A bordo de su Volkswagen, Ana combina sus labores de oficina con la prestación del servicio de traslado, que busca que mujeres, muchas de ellas, madres solteras, lleguen a salvo a sus destinos. El servicio está pensado para ser usado por mujeres, niñas y niños.
La conductora dice que sus experiencias al volante la hicieron reflexionar que las madres solteras, quienes requieren transporte seguro, y las mujeres que salen solas se exponen potencialmente a circunstancias de acoso.
Datos de ONU Mujeres señalan que 66.1% de las mujeres en México ha experimentado algún tipo de violencia, mientras que 41.3% ha sido víctima de violencia sexual.
“Algunas me han compartido sus experiencias a bordo de taxis: son historias de terror, las agreden, las violentan, se las llevan”, lamenta.
La idea surgió hace más o menos un año; sin embargo, fue hace cuatro meses cuando la emprendedora decidió aterrizarla, brindando el servicio a integrantes de sus círculos cercanos. Luego, tras asistir a talleres de autogestión, la propuesta se expandió.
Los servicios que ha brindado hasta el momento han sido en la tarde y noche. “Sí hay un alivio de saber que quien conduce es mujer y que, si no me conocen, se trata de una persona de confianza de la persona que la recomendó”, dice, al reseñar la modalidad del servicio que hasta ahora se brinda únicamente por recomendación directa.
Ana explica que prefiere brindar el servicio de la vochita sólo a gente que conoce o que su círculo cercano recomienda, ante la inseguridad y el recelo con el que los taxistas pelean a los clientes.
Además, los servicios que se otorgan se programan con algunos días de anterioridad.
Para costear la inversión en combustible y tiempo invertido en los traslados, la conductora acuerda la tarifa con las pasajeras, usando como referencia el precio estándar que cobraría cualquier taxi; no obstante, la tarifa aumenta si se trata de un viaje de larga distancia o de noche.
“La intención del servicio no es que sea masivo, sino que sea seguro. Confío en que nos cuidemos entre nosotras, se construya una red de confianza, de apoyo y seguridad, respetando el anonimato”.